Iris [Z-Nation]

•Capítulo 2•

~5 semanas después~

     Todo colapsó y el Gobierno no tuvo de otra más que anunciar aquel virus desconocido.

     Era una clase de epidemia y si eras infectado, claramente te convertías en un sanguinario Zombie.

     El mundo a cambiado.

     La cuidad en donde Iris Wolff nació y creció ha sido tomada por bestias caníbales.

     Las calles estaban en completo vacío, a excepción de alguno que otro caminante que rumbaba por ahí.

     No había luz y mucho menos señal telefónica, la comida no era tanto un problema, pues había tomado bastante del supermercado y en cada casa en la que se resguardaba también había una poca.

     Lo que realmente mataba a Iris era el hecho de no saber nada de su familia y pese que estas semanas se había estado tratando de adaptar al caos y que incluso había construido unas cuantas trampas para todo aquel que quisiera entrar a las casas en donde llegaba a alojarse, ella sabía que ya no podía seguir así, tenía que irse de ahí, sabía que probablemente su familia estaba vagando ahí afuera y ellos necesitarían su ayuda.

     Rápidamente alisto una gran mochila con todo lo necesario para prontamente salir en busca de sus seres queridos, pero justamente antes de salir, escuchó a alguien abrir la puerta principal de la casa.

···

– ¡Vamos! ¡Date prisa!– gritó un chico de lentes en dirección a Iris mientras corrían.

     La multitud de zombies que los perseguían cada vez iba aumentando más y más, y demasiado rápido.

     A simple vista se podía notar la carne desgarrada y harapienta de sus rostros, o, de lo que quedaba de ellos...

     Cualquier persona que estuviera en su lugar desearía que esas cosas fueran más lentas. Con la velocidad en la que eran perseguidos, nadie creería que estan muertos.

     Iris se sentía sin aliento, cansada y un poco mareada a falta del consumo de alimentos porque sí, pese a que de alimentos no se encontraba en una situación tan crítica, ella prefería guardarlos por sí su familia aparecía.

     Un gruñido a las espaldas de los chicos hace que paresuren el paso, uno de estos toma la mano de Iris y hace que corrían a la par. Un portón grande capta la vista de la chica la cual se apresura a forcejearlo para abrirlo, sin embargo fue en vano.

     Prontamente un chico de cabello castaño que se veía un tanto frustrado, se acerca a la chica para empujar el portón junto con ella.

– ¡Mierda! Te dije que no debíamos involucrarnos. – dijo este en un tono irritado.

     Un zombie más rápido que los demás, se acerca bastante y con rapidez hacía los chicos.

     La desesperación y el miedo invadieron a la chica haciendo que comenzara a forcejear más fuerte y más rápido el portón.

– Oh, vamos... Ábrete por favor. – fueron las palabras que salieron de su boca mientras seguía tratando de abrir.

De repente un estruendo se hace presente llamando la atención de todos y cuando se giran para ver que es lo que había sido se encuentran con el cadáver en el piso, derramando sangre por la cabeza.

– ¡Apresúrence!– dijo esta vez un chico con múltiples tatuajes en ambos brazos.

     Sin duda alguna aquel chico, quien en sus manos tiene una palanca de cabra, comienza a golpear a los zombies que se acercan.

     La sangre de tono granate salpica por todas partes.

     Mientras el chico de cabello castaño seguía intentando abrir, Iris solo miraba al otro chico. De un abrir y cerrar de ojos una sensación de valentía entró en ella, así que retrocedió un par de pasos, corrió lo más rápido que pudo y se lanzó hacía aquella puerta.

     La puerta se abre de golpe. Tanto el chico de cabello castaño y como ella caen al piso inmediatamente.

     Aquel golpe había sido la llave para que ese portón se abriera. Uno de los chicos que se encontraba peleando con los zombies se apresuró para entrar.

– ¡Malik! Deja eso, ven aquí. – mencionó una vez más el chico de lentes. – ¡Adentro, rápido!

     Tan pronto como el chico de la palanca logró entrar, los demás cerraron la puerta con seguro.

     El sonido de la puerta cerrándose y de el seguro colocándose llena de alivio a los chicos, aunque para la chica... Cada centímetro de su cuerpo se encuentra adolorido.

– ¡Oh, cielos! ¡Eso estuvo cerca!– dijo entre jadeos aquel chico de anteojos mientras colocaba sus manos en sus rodillas para descansar

–Aún no cantes victoria, Harry. – comentó el castaño mientras se levantaba del piso

     Los zombies comenzaban a golpear las barras de metal del portón, ellos querían comer, pero desafortunadamente, aquel grupo de chicos no sería aquello que les saciara el hambre, al menos, no hoy.

–De no ser por aquella puerta todos ya estaríamos muertos. – habló Malik, con la respiración agitada

–Ni lo digas, de solo pensarlo se me ponen los pelos de punta. – mencionó un chico de ojos color verde pálido.

Este se giro hacía la chica quien aún se encontraba en en piso, recargada con la parte de atrás de sus brazos y con una expresión de pánico.

–Oye... ¿Estás bien?– pregunta el ojiverde

– ¿Tú estás bien? ¿Estás herido?– cuestiona esta vez la chica levantándose y desempolvando su ropa.

–Estoy bien, ¿tú estás herida?

–No, estoy bien.

–Eso es bueno. – sonrió un poco.

–Sí, eso... Eso cre-

     El aire comenzaba a faltar, un pequeño mareo y de repente un fuerte estruendo de algo golpeando el piso llama la atención de los chicos restantes. Iris se había desmayado. Que buen momento para hacerlo.

– ¡Genial! Ahora se desmayó. – mencionó el castaño con sarcasmo.

–Oye, deja de ser tan patético y mejor ayuda a Aidan a cargarla. – ordenó el chico de tatuajes.

     Los chicos comenzaron a caminar en dirección al edificio que se encontraba en el lugar con la chica en brazos. Cuanto más se acercaban se pudieron percatar de que no era nada más y nada menos que un colegio.

     Los dos chicos que están libres comienzan a revisar los alrededores para asegurarse de que no haya algún zombie rondando por ahí y cuando concluye aquella pequeña revisión, todos se disponen a entrar.

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