- 8 - (Recuerdos inesperados)

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El principio del cuento

Había olvidado que cuando me empezaste a gustar,

no me tratabas mal.

(Valga la redundancia).


Me hacías sentir que eras una persona en la que podía confiar,

abrirme, apoyarme

 cuando la tormenta tronaba afuera,

y tenía miedo de la oscuridad, de los rayos atravesando el cielo.


Querer contigo se hacía fácil, 

especial de algún modo ingenuo;

contigo salían las sonrisas solas,

sin necesidad de bromas constantes 

o de cualquier sarcasmo inútil.


Realmente creo que me gustabas,

pero me di cuenta de que tus sentimientos triplicaban los míos.

Y no podía seguir mintiéndote,

lo siento, de veras.


Siento haberte roto el corazón

como me lo hicieron a mí en su día.

Pero me matabas cada vez que veía tus ojitos brillar,

y yo solo pensaba en que nunca te llegaría

a verdaderamente amar.


"Tú y yo" (II)

Mi cara es simétrica, tus manos bonitas.

 Y tus mentiras...estúpidas. 

No voy a llorar por ti, 

no voy a hablar siquiera más de ti,

y si me preguntan algún día sobre si fuiste mi novio...les diré que eres mi religión. 

Porque los mentirosos compartimos todos la misma, ¿no? 


Alicia

Un frasco de perfume,

cae al suelo, rompiéndose en mil pedazos.


Me agacho para recogerlos, subiéndoseme el vestido en el proceso.

Pierdo la concentración y me corto el dedo,

con el cristal.

Arde la herida, escuece.

Y de repente me despierto,


con la mano vendada en un laberinto hecho de arbustos,

y rodeado de plantas rosadas.


Meto la mano izquierda en mi bolsillo y encuentro una pluma de un cuervo,

negra como el carbón y suave como el algodón.


¿Qué se supone que debo hacer?

¿Tomar el camino que quiera?

¿O el que pueda?

Todo es cuestión de suerte,

decide bien niña.

Noches interminablesWhere stories live. Discover now