Monotonía: falta de variedad
en cualquier cosa.Me levanté, si; otro día en el que vuelvo a abrir los ojos, pero está vez los rayos de sol intrusos en mi cara no están. Me eh levantado a las 3:00pm, el dolor de cabeza es un fastidio, no bebí, no salí, no me acosté deliberadamente tarde, ¿Por qué me levanté tarde?
Si sé que mis migrañas son un fastidio, y más cuando me levanto tarde, mi abuela suele decir que; «levantarse tarde sin sentido alguno es por el sueño acumulado», quizá tenga razón, está semana mis turnos han sido nocturnos. Jane quiere conseguir más clientela, solo por tener un café 24/7 «es reconfortante tomar algo cuando todo está cerrado, hay silencio en las vías y nadie perturba la paz» se pasó de poética diría yo.
Bajo a la cocina, busco algo que en el refrigerador, algo que no tenga que cocinar yo, algo cómo, la lasaña de la abuela, ese delicioso pedazo de cielo; las lasañas de la abuela son las mas fastuosas. Caliento un trozo, bastante grande, en el microondas y espero 2 minutos aproximadamente antes de que suene el «tin» de que ya el microondas ha terminado su labor, me siento a comer en la isla de la cocina; saboreo con detenimiento cada cucharada de la lasaña, como si cada trozo fuera tan efímero que desearía guardar un poco de su sabor y textura para recordar.
Después de comer me dirijo a tomarme una ducha tibia, normalmente esté tipo de duchas me hacen sentir los músculos laxos, mis dolores se van, junto a todo pensamiento abrumador que pueda tener. Salgo después de un largo tiempo, mis dedos están arrugados tal como los de mi abuela; cuando era pequeña solía pensar que mi abuela se bañaba mucho y por eso tenía tantas arrugas, pero por mucho que intente bañarme seguido, no logré quedar así.
A lo largo de mi vida me eh dado cuenta de lo monótona que soy, toda mi vida a sido aburrida, nada interesante ni caótico, simplemente, serenidad. Me acerco a mi clóset, encuentro las prendas que utilizaré; unos shorts holgados azules y una blusa de tirantes blanca
Siempre me ha gustado el mar, por eso, la playa es uno de mis lugares favoritos, lo bello que es un amanecer en la playa; las olas que van y vienen con tanta serenidad, el viento fresco golpeando suavemente mi rostro, las gaviotas haciéndose oír y el sol saliendo por un extremo. Tan solo ese pensamiento me da tanta tranquilidad, me siento tan relajada, en una burbuja alejada del mundo exterior; solo yo.
𓇼
─¿Hoy no irás al trabajo? ─ Pregunta mi abuela dejando un taza de café en la mesita.
─Si, eh traído el uniforme en mi mochila. ─ Tome un sarbo observando a mi abuela sentarse a mi lado.
─Mmm. ─ Asiente ella, tomando de su café a sorbos apresurados.
Siempre eh tenido una conexión única con mi abuela, los silencio, los monosílabos, las charlas cortas pero con grandes significados, todo es único y tranquilo con ella; ahora que me pongo a pensar, mi vida siempre ha sido definida por la palabra tranquilidad o su sinónimo, serenidad. Después de unos largos minutos, yo rompo el silencio.
─Abuela, ¿Nunca has pensado en que puedes dar clases? ─ Dejo mi taza de café; vacía, en la mesita.
─¿De qué? ─ Ella pregunta con un tono confundido, mientras da el último sorbo de café y lo deja en la mesita.
─De todo lo que sabes como: el bordado o el tejido, también coser o las matemáticas, eres muy buena en eso. ─ Recibí una sonrisa de parte de ella y puso su mano encima de la mía.
─¿A qué viene eso? ─ preguntó ella con esa sonrisa suya, tan característica que hace que su arrugada piel del rostro se estiré hacía arriba.
─No sé, quisiera que te distrageras con algo. ─ Siempre siento un tipo de nostalgia que me sacude el corazón cuando dejo a mi abuela aquí sola, realmente no quisiera pero necesito trabajar.
Ella sonríe y suelta una diminuta risa de gracia, no es ese tipo de gracia de burla, no, es el tipo de gracia en el que se siente feliz de la preocupación que tengo hacía ella; se distinguir cada cosa de mi abuela, pues ella y yo convivimos mucho juntas, a pesar de que viva con mi papá.
─No es necesario eso, Eli, estoy bien así; no quiero atormentarme con darle clases a otras personas, ya contigo estoy satisfecha. ─ Soltó una risita burlona, ella me enseñó mucho de lo que sabe, la verdad tuvo mucha paciencia, suelo ser bastante complicada para entender cosas.
─Está bien, abuela. ─ Miré mi reloj, ya eran las 5:36pm ya en poco tiempo tenía que darle el relevo a mis otros compañeros, me despedí de la abuela y salí de su casa, monte mi bicicleta dirigiéndome al centro, el camino es un poco demorado pero prefiero tomar el aire fresco mientras pedaleo, sentir la brisa golpear mi rostro haciendo que mi cabello se mueva en sincronía, me causa un sentimiento único de alegría mezclado con tranquilidad.
𓇼
llegué a mi trabajo, veo a Camila; se nota la desesperación en su cara mientras atiende a su último cliente, supongo. Ella me ve, y sus ojos se llenan de pequeñas luces o de pronto es el exceso de luces, preferencias de Jane.
─Por casi pienso que no ibas a venir hoy, ya iba a perder los estribos. ─ Suelta una pequeña risa maliciosa.
─Bueno, yo me encargo entonces, puedes irte en paz. ─ Sonreí; Camila es una de las personas que puedo llamar amiga, desde que la conozco siempre me ha encantado su actitud, es directa pero prudente, es amable pero no le dura mucho, suele tener poca paciencia y tiene la mano pesada; pero aún así la considero mi amiga.
─Ah, Nicholas no te acompañará hoy, se siente mal, de seguro está preñado. ─ Suelta una carcajada que resuena en todo el lugar, todos voltean pero vuelven a sus asuntos en unos segundos.
─Tenemos que pensar en un nombre. ─ Le seguí el juego; reímos por un rato más y se despidió, con un fuerte abrazo rompedor de costillas, lindo pero doloroso.
Me quedé el resto de mi jornada limpiando mesas, atendiendo gente y uno que otro borracho que creía que yo era alguna clase de Barman, como estuve sola sentí el trabajo realmente cansador, aunque no se llenó mucho, pero aún así lo sentí pesado. En este momento estoy barriendo, ni en mi casa hago esto, ya en breve cierro para terminar mi jornada. Oigo la puerta abrirse.
─Disculpe, ya cerramos... ─ Al levantar la mirada me sorprendió, no pensé en ver a mi papá aquí.
─Solo venía a verte, recordé que trabajabas aquí y me dieron ganas de pasarme por aquí. ─
─Entiendo, pero ya cerré, ni modo de ofrecerte algo. ─ El mueve la mano suavemente en signo negación, supongo que no quiere nada y termino de barrer.
─Te llevo a casa. ─ Demandó, me alegro de que mi bicicleta sea desmontable, sino me vería obligada a rechazar esa gran oferta, tengo algo de frío; estamos a 16°c.
─Está bien, déjame y termino. ─ Lo vi sentarse en una de las sillas junto al mostrador y me voy a la parte de atrás para dejar todo allí, le hago seña de que salga y cierro el local.
Papá me ayuda a desmontar la bicicleta, subo al carro y el hace lo mismo, huele bien, como a brisa marina y lavandas; después de unos largos minutos llegamos a casa, cenamos, hablamos y al final, a dormir; como todos los días.

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Trapisonda.
Romance─¿Que es trapisonda?─ Me dijo mi abuela acostada en el jardín, mientras acariciaba mi cabello. ─Suele tener significados como: riña, bulla o tal vez embrollo, pero el significa que mas me gustó fue, «Agitación del mar, que son formadas por olas peq...