Sean bienvenidos a mi libro! Aquí encontrarás una variedad de historias eróticas, cada capítulo con su propia trama y personajes, todas ellas creadas por mí.
Como dice el título, éste es un libro +18 para los amantes del fetichismo de pies y cosqui...
Regresar a la Universidad de Oakwood siempre es como volver a casa. Los pasillos familiares, los rostros conocidos y el bullicio constante de la vida estudiantil. La verdad me he acostumbrado a la vida universitaria, ser independiente y dedicarle gran parte de mi esfuerzo a los estudios para cumplir mis sueños y metas. Sin embargo, desde que entre, solo existe una cosa que no me agrada de la universidad.
Antes de iniciar, me presento, mi nombre es Ricardo Castillo, soy estudiante de 22 años en mi último año en la carrera de Administración de empresas.
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Como decía, durante estos años de carrera, hay una constante, específicamente una persona, que se ha mantenido y no me ha agradado desde el momento en que entre en la universidad, y por si fuera poco, para mi desgracia, dependo de esa persona para pasar el año.
Él es mi profesor, Armando Montenegro, un hombre de 48 años que es muy estricto, autoritario, rígido, exigente, meticuloso, disciplinado, directo y sin embargo es el profesor más sexy que he tenido. Tiene una mirada fria, una barba bien recortada, cabello negro con canas grises, una mandíbula fuerte y aunque solo lo he visto vestido de traje, se nota que posee un buen físico. Es un hombre tan bello, pero su personalidad me mata la ilusión, lo cual me desanima y aún así me he llegado distraer admirandolo.
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Desde el primer día de clases, el profesor Montenegro dejó claro que su curso sería exigente. Su estricto enfoque académico y sus altos estándares generan una atmósfera de presión constante entre los estudiantes. Es inflexible en sus métodos de enseñanza y evaluación, no hay margen para enfoques alternativos o creativos en los trabajos y exámenes, es extremadamente perfeccionista y espera lo mismo de nosotros y no muestra mucho interés en conectar personalmente con nosotros.
Cuando hacemos una presentación el siempre nos interrumpe cuando cometemos un mínimo error, hace comentarios desalentadores y él espera que estemos disponibles para consultas o sesiones adicionales en horarios poco convencionales.
Perdón, estoy descargando mi frustración con ustedes, sé que la universidad no es fácil, pero con él parece que estamos en el infierno.
