Epílogo

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— Shh, nos pueden descubrir.

Los murmuros eran los protagonistas del instante, porque al estar en un lugar público, no queríamos que nadie se diera cuenta de nuestro secreto.

— Pues no me toq-

Otro leve jadeo se me escapó, causando que Minnie me callara con un beso duradero y de esos que te dejan sin aliento.

Maldición, había sido una pésima idea venir juntos a los baños de M Countdown para una supuesta lavada de manos.

Sí, supuesta, porque al golden retriever no tan cachorro, se le ocurrió el gran plan de amasar mis glúteos después de verme de espaldas.

En un cubículo de los baños, nos encontrábamos SeungMin y yo, intentando ser lo más silenciosos posibles en cuanto a los sonidos inapropiados.

De repente, se escuchó la puerta principal abrirse junto a una voz conocida para nosotros.

— Chicos, en poco vamos a actuar, así que dejar la cochinada que estéis haciendo esta vez y venir.

Chan habló en un tono sarcástico y cansado, suspirando al final de la frase por tener que avisarnos cada vez que nosotros dos nos escabulliamos.

Sentí la mano de Minnie apretar uno de mis glúteos, haciendo yo lo mismo con mis labios con fuerza para no jadear, y a los segundos la quitó viéndole sonreír pícaro. 

Después de obtener otro beso corto, me coloqué mejor la ropa antes de salir y visualizar al líder cruzado de brazos esperándonos.

Obvio que todos los integrantes sabían de nuestra relación, ante ellos fue imposible ocultarlo, y menos con Chan que cazaba nuestras leves y mínimas interacciones amorosas al vuelo.

— A la próxima ni os cuento de cuando llegue nuestro turno, pervertidos.

◇◇◇

Yo, Felix, JeongIn, y Minnie, al fin pisamos el apartamento tras un día ajetreado de planes ya organizados que teníamos.

Estando bastante cansado, moví mis pies por inercia hacia la habitación, no dándome cuenta que alguien venía detrás mío y se adentró conmigo de una forma altamente silenciosa.

Sin darme la vuelta, me fui deshaciendo de la ropa en mi piel para intercambiarla por el pijama que lo había colocado debajo de la almohada de la cama.

El cansancio era tanto, que mi cabeza pesaba, queriendo solamente caer al mundo de los sueños ya tumbado.

Pero otra persona no pensaba así. 

Vaya susto que me pegué al sentir sobre mí nuca una respiración, causando que golpeara con mi pierna en dirección trasera.

— Amor, eso dolió, maldición.

Unos quejidos más que conocidos, me hicieron mirar a esa dirección alarmado aún estando con sueño.

— No seas entonces tan discreto, haz algo de ruido antes de yo desmayarme de los sustos que me das.

Mi mano se dirigió a su flequillo, el cual colocaba a un lado suavemente mientras le observaba sonreír, y al rato me abrazó por la cintura acercándome a él.

Nuestros rostros se encontraban a centímetros uno del otro, pudiendo ambos fijarnos en las facciones de ensueño de cada uno.

Me había enamorado de el ser más precioso de todos.

— Vine a por mis besitos de buenas noches, no puedo dormir sin ellos, así que lo siento si te asusté.

— Vale... Perdonado.

En ese momento, sus esponjosos y sedosos labios se juntaron a los míos, sintiéndome feliz de tenerle a mi lado como pareja.

Y durante esa noche, nos mantuvimos unidos en mi habitación, compartiendo muchos mimos y formando nuevos recuerdos románticos.

FIN

Causas por las que te amo □ 2MinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora