Capítulo 1: La chica que invocaba demonios.

171 54 152
                                    

Tres velas. Un péndulo. Tres a.m.

Tal vez me arrepienta de esto pronto...

Pero el que tenga miedo a morir que no nazca.

Recuerda esa frase veintidós capítulos más tarde.

Me encuentro en mi habitación a oscuras, sentada dentro de un péndulo pintado en color rojo, tres velitas y luego de haber investigado a fondo en Wikipedia y haber visto tres tutoriales en Tik Tok.

Cada persona tiene sus límites para aguantar todas las mierdas del mundo ¿no?, pues yo ya he alcanzado mi límite y estoy ahí haciendo esta locura porque la idea de lanzarme de un puente no me resulta tan tentadora como parece.

La de pegarme un tiro sí, pero ese es mi plan b.

La cuestión aquí es; que no tengo absolutamente nada que perder. Si esto resulta ser falso, siempre puedo ir al puente que me está haciendo ojitos al otro lado de la ciudad, y si funciona, bueno, Wikipedia nunca miente, ¿verdad?

He investigado bastante sobre cómo realizar esa putada, pero en ninguna parte especifican qué oraciones o palabras usar. Incluso he intentado esa cosa del péndulo humano, pero nada. Así que toca plan b: improvisación

–He aquí un alma mortal, dispuesta a negociar, dispuesta a su alma dar a cambio de una felicidad.

Vaya... eso fue una mierda.

Abro lentamente los ojos lentamente, expectante, sumida en el silencio sepulcral de mi habitación únicamente iluminada con las velas. Espero varios segundos a que algún ente me dé alguna señal de haberme oído, pero la habitación continúa en un completo silencio que empieza a inquietarme. Nunca he creído en este tipo de cosas, a pesar de venir de una familia supuestamente religiosa, y hasta hace algunas semanas yo también lo era, pero nunca me han terminado de convencer si estos rituales de verdad funcionan. Las personas en internet suelen mentir bastante acerca de este tipo de cosas para mantener la atención del público.

Suspiro, decepcionada por gastar tanto tiempo en esas páginas sacadas de lo más profundo y oscuro del Internet, y creer en esos vídeos de hace diez años en YouTube.

El shifting siempre es una opción.

Estoy a punto de incorporarme lentamente, hasta que veo como unas chispas de fuego con pequeños colores vivos de color rojo, morado, blanco y azul recorren toda la habitación aún sumida en la oscuridad, y una leve brisa fría apagando la llama de las velas. Las chispas desaparecen tras caer en un rincón oscuro olvidado de mi habitación.

Mi respiración se detiene abruptamente. Me quedo helada aún sentada encima del péndulo rodeado por las velas, ahora sí, con la habitación completamente a oscuras.

Okey, me arrepentí. Probablemente en este momento me encuentre completamente pálida en el suelo, con la mirada fija en el rincón donde la llama desapareció. Por más que quiera no puedo apartar la mirada de allí, el shock y el pánico no me dejan.

Oh, por favor diosito, que Wikipedia se equivoque y esto sea mi esquizofrenia jugando con mi mente.

Me mantengo expectante a que salga o suceda algo. Así me quedo al menos un minuto entero, esperando, al ver que no pasaba nada reconsidero indecisa en si volver a incorporarme, hasta que...

Hasta que veo como una figura sale de aquel rincón.

Pero eso no es lo que me paraliza más de lo que ya estoy, sino de que detrás de esa figura salen otras tres junto a él.

Oh, mierda.

Lo peor es que Dios ya te cerró las puertas.

–Hola, pequeña humana, nosotros somos... ¡AAAAH! ¡MIERDA!, ¡LAUTARO, AYÚDAME! –empieza uno de ellos, pero tropieza con algún objeto del suelo, antes de caer trata de sostenerse rápidamente del brazo del otro que está a su lado, pero este también pierde el equilibrio, cayendo y arrastrando a los demás junto a él mientras gritan.

Un pacto con encanto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora