Chaldea, una organización que busca proteger la historia Pan-Humana, gracias a la colaboración [secuestro] de varios Magus de la Torre del Reloj compatibles con el Rayshift siendo varios candidatos a Másters.
Sin embargo uno de esos candidatos es al...
El agua fría caía sobre el cuerpo del joven azabache, apenas pasaron unas 3 semanas que se mudo a la Capital del Oeste tras ganar el Torneo Edición 23° y ser declarado como el Hombre másFuerte del Mundo.
Y la verdad... estaba aburrido, solo acepto vivir en dicha ciudad ya que era eso o tomar el puesto de ser el nuevo Kami-Samadel planeta, pero comparado los 3 años que estuvo en la Atalaya con las pocas semanas en la ciudad pues al menos la vida en la ciudad no era tan aburrida... pero su monótona, además de sentir la sensación de estar "estancado" incluso con el equipo de entrenamiento que le entrego Bulma.
- Bueno otro día más - Se diría para si mismo mientras terminaba de ducharse, al salir de la ducha y seguido secarse con una toalla salió del baño de su habitación para dirigirse al ropero, el cual no hace falta decir que solo estaba lleno de sus dogis naranjas con el símbolo de la Escuela Tortuga.
- "Me pregunto que podré hacer hoy, meditar para entrenar mejor mi mente y espíritu no estaría mal, pero también quiero pulir mis técnicas como el Kiaio el Bukūjutsu (Vuelo)" - Pensó para si mismo mientras terminaba de ponerse su camisa del dogi, de verdad que el joven Son Gokude 18 años estaba muy inmerso en sus pensamientos.
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- Bueno creo que todos los Zenis ganados por el Torneo aun me dan para comprar comida por un mes, aunque no estaría mal cazar un Oso o un Triceratops - En eso el azabache finalmente salio de la inmersión de sus pensamientos notando al final algo.
Logró ver muchos pétalos regados en el suelo, además de que algunos estaban pegados en lugares como el ropero, la mesa de noche y en su cama, y hablando en su cama.
Por fin noto a la persona que estaba desde un inicio en su habitación, una linda chica quien con una sonrisa relajada le saludo con su mano como si fuera la cosa más casual del mundo.
- Em... ¿necesitas algo? - Pregunto aun estando desconcertado el azabache mirando a la mujer sentada en la orilla de la cama de pies a cabeza.
Y debía de admitir que era lo llamado chica bonita, su piel clara, su cabello largo y blanco como la nieve misma, sus ojos que le miraban fijamente sumado a una hermosa sonrisa, además de unas cosas puntiagudas de la cual no estaba seguro si eran sus orejas o una clase de adorno.
Pero en ese instante lo que más le llamó su atención es la presencia misma de la mujer, incluso si trataba de ocultarlo o no el azabache podía sentir un gran poder como a su vez respetable venir de ella, junto a una extraña sensación que transmitía una seguridad de que no era peligrosa, pero claro, alguien con poder grande ya puede entrar como peligroso. Después de todo como aprendió desde niño no hay que juzgar a un libro por su portada.
