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Hammy caminaba por el patio de la escuela, cuando vio a Osvaldo sentado en una banca, concentrado en su consola portátil. Decidió acercarse para saludar.

—¡Hey, Osvaldo! —dijo Hammy con una sonrisa.

Osvaldo levantó la mirada y le devolvió la sonrisa—. ¡Hola, Hammy! ¿Qué tal te va?

—Bien, bien. Aunque me quedé regular con la tarea de historia. La hice a las prisas y ls profesora no se lo tomó muy bien —admitió Hammy, rascándose la cabeza.

Osvaldo rió suavemente—. Sí, puede ser un poco estricta. Pero bueno, siempre hay una próxima.

Hammy asintió, agradecido por las palabras de apoyo. Luego, su mirada se dirigió a la consola portátil que Osvaldo tenía en las manos.

—¿Qué estás jugando? —preguntó, curioso.

—Un nuevo juego de aventuras. Es increíble —respondió Osvaldo, mostrándole la pantalla—. ¿Quieres probarlo?

Hammy no pudo ocultar su entusiasmo—. ¡Claro que sí! Pero no quiero quitarte tu tiempo de juego.

—No te preocupes, Hammy. Tómala un rato. Puedes jugar —dijo Osvaldo, pasándole la consola.

Hammy tomó la consola con cuidado, agradecido—. Gracias, Osvaldo. ¡Eres el mejor!

Mientras Hammy se sumergía en el juego, Liz, su novia, los observaba desde lejos. Liz había estado cada vez más celosa y posesiva últimamente, y ver a Hammy disfrutando con Osvaldo no ayudaba. Sus ojos se entrecerraron con desconfianza.

Mia, una amiga cercana y fuyoshi, notó las tensiones en el aire y decidió intervenir. Se acercó a Liz y le puso una mano en el hombro.

—Liz, ¿todo bien? —preguntó Mia, intentando calmar la situación.

—No, Mia. No está bien. Hammy pasa demasiado tiempo con Osvaldo —respondió Liz, con un tono molesto.

Mia suspiró—. Quizás solo están compartiendo intereses, Liz. No saques conclusiones precipitadas.

—Es que no lo entiendes, Mia. Siento que estoy perdiendo a Hammy —replicó Liz, con la voz quebrada—. Cada vez que lo veo con Osvaldo, me pongo nerviosa.

Mia trató de tranquilizar a Liz, pero sabía que la situación no sería fácil de resolver.

Mientras tanto, Hammy y Osvaldo continuaban conversando animadamente sobre videojuegos y tareas escolares. La conversación fluía sin esfuerzo, y Hammy se sentía relajado en la compañía de Osvaldo. Sin embargo, la tranquilidad del momento se rompió de repente cuando Osvaldo, impulsivamente, se inclinó hacia Hammy y lo besó. Fue un beso breve, pero suficiente para que Hammy quedara en shock.

Hammy retrocedió rápidamente, su cara una mezcla de sorpresa y confusión, y sin pensarlo, le dio una cachetada a Osvaldo.

—¡¿Qué haces, Osvaldo?! —exclamó Hammy, su voz temblando.

Desde la distancia, Liz lo vio todo. Su cara se puso roja de furia y comenzó a caminar rápidamente hacia ellos, con Mia siguiéndola, preocupada.

—¡Hammy! —gritó Liz, llena de enojo—. ¡¿Qué está pasando aquí?!

Osvaldo, con la mejilla enrojecida y una mirada de arrepentimiento, intentó explicarse—. Lo siento, Hammy. No sé qué me pasó. Solo... me dejé llevar.

Hammy estaba a punto de responder cuando Liz llegó junto a ellos, furiosa. Sin esperar a que Hammy dijera algo, Liz se dirigió a Osvaldo.

—¡Aléjate de Hammy! —le gritó—. ¡No tienes derecho a besarlo!

Osvaldo bajó la mirada, claramente avergonzado—. No quería causar problemas. Solo...

—¡No quiero escuchar tus excusas! —interrumpió Liz, su voz llena de rabia.

Hammy trató de calmarla—. Liz, por favor, no es lo que piensas. Fue solo un error.

Pero Liz no estaba dispuesta a escuchar. Se volvió hacia Hammy, con los ojos llenos de lágrimas.

—¿Un error, Hammy? ¿En serio? No puedo creer que permitas que alguien te bese así —dijo, su voz quebrándose.—ni siquiera ella lo había besado —

Mia intervino, tratando de mediar—. Liz, cálmate. Hammy no hizo nada malo. Fue un impulso de Osvaldo. No podemos juzgar a Hammy por eso.— aunque ella por dentro quería ver mas—

Liz respiró profundamente, tratando de controlar sus emociones, pero la furia seguía brillando en sus ojos.

—Necesito tiempo para pensar —dijo finalmente, dándose la vuelta y alejándose rápidamente.

Hammy se quedó mirando cómo Liz se iba, sintiéndose impotente y confundido. No sabía cómo arreglar las cosas ni qué decir para calmarla.

—Lo siento mucho, Hammy —dijo Osvaldo, con la voz baja—. No quería causarte problemas. Solo... no pude evitarlo.

Hammy miró a Osvaldo, viendo el arrepentimiento en su rostro. Sabía que Osvaldo no había querido causar daño, pero el beso había complicado todo.

—No sé qué decir, Osvaldo. Necesito tiempo para procesar esto —respondió Hammy, con la voz cansada.

Mia se acercó a Hammy y le puso una mano en el hombro—. Todo va a estar bien, Hammy. Solo necesitamos tiempo para que las cosas se calmen.

—Gracias Mía.

—No hay de que hammy, pero si prefieres a Osvaldo yo te apoyo.

—Mejor cállate no ayudas...

Mientras el sol seguía brillando en el patio de la escuela, Hammy, Osvaldo y Mia se quedaron allí, sumidos en un silencio cargado de tensión y pensamientos.

Hammy y OsvaldoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora