Mi madre siempre decía; "Nunca te das cuenta de lo que tienes hasta que lo pierdes". Nunca le tomé importancia, tampoco pensé que me iba a servir.
En diciembre del año pasado me di cuenta de que eso importaba y de que era una estúpida.
Ese diciembre de 2023, me di cuenta de que Oscar de verdad merecía algo mucho mejor, y por suerte lo pudo obtener. Ese diciembre me di cuenta de que soy una idiota por dejarlo ir. Ese diciembre me di cuenta de que sinceramente me odiaba y que debía haber terminado bien.
Era una niña estúpida de veintiún años, solo quería vivir la vida en Nueva York, eso lo logré. Tener mi trabajo deseado, ser cantante. Otra cosa que logré. Oh, y la estupidez de encontrar el amor de mi vida. Lo logré, por suerte. Ross Lynch definitivamente era el amor de mi vida, Oscar fué la persona que me hizo darme cuenta que debía cambiar. Yo lo rompí y él me ayudó.
No era justo.
Y la culpa me comía viva. Así que, aquí estoy parada enfrente a su puerta, tragándome mi orgullo que me hizo todo lo malo de esta vida. Okey, estoy exagerando, pero igual me hizo cosas malas.
Tomé aire y toqué su puerta. Él abrió. Se veía mejor, siempre fué lo mejor de lo mejor y yo solo era alguien del montón, al menos comparada con su novia. Oh, Lily, ella era un ángel, era hermosa y amable y sanó lo que yo rompí.
──Gracias por hacer tiempo para verme── dije con una sonrisa triste. Él no sonrió, solo se dedicó a mirarme.
──No importa, tampoco tenía mucho que hacer── contestó frío e indiferente.
Me dolía, pero lo merecía.
──¿Cómo estás? ¿Cómo está tu familia? Hace mucho que no los veo── intenté entablar conversación.
Intentaba pensar en cómo pedirle disculpas, no podía tener la culpa matándome por dentro.
──Bien, Dina te extraña── dijo un poco nostálgico.
Dina era su hermana menor de cinco años. Ella y yo éramos mejores amigas, me veía como su hermana mayor y yo la veía como una hermanita. Eso fué lo que más me dolió. Dejar a Dina fué algo horrible, pero Oscar no iba a terminar conmigo. No podía hacerlo, simplemente era muy dulce para hacerlo. Eso fué la única cosa bien que hice en nuestra relación.
Oscar ha estado bien, hablamos del trabajo y del tiempo. Está en guardia y yo lo sé. Porque la última vez que nos vimos todavía quema en su memoria. Me dió Rosas y yo las dejé ahí para que mueran.
Así que, estoy tragándome mi orgullo parada frente a él. Diciéndole cuanto lo siento.
──Perdón, sé que no significa nada, lo dije tarde y no mereces escuchar la mierda que tenía practicada. Estoy bien, y de verdad no quiero seguir con esto, no quiero volver contigo y sé que tú tampoco quisieras hacerlo conmigo. Pero, necesitaba pedirte perdón.
Él sonrió y miró para abajo para luego mirar para arriba.
──Nunca es tarde para pedir perdón, Scar y de verdad lo aprecio. Te perdono── eso bastó para que yo sanara.
¿Y por qué no? Para que llorara. Él vió a Lily por ahí y la llamó, ella vino con una sonrisa. Que al verme, pensé que iba a mirarme mal o a decirle a su novio que se vayan, al menos yo lo haría si viera a mi novio, Ross, con su ex-novia que lo rompió. Pero, al contrario, ella vió mi estado sonrió con pena y me abrazó.
Eran de esos abrazos que te hacen sentir como en casa. Lloré un poco más y me separé.
──Gracias, Lily── susurré.
──No hay de qué, Scar.── sonrió.
De verdad era un ángel. Igual que Oscar.
──Gracias por perdonarme, Oscar. Espero que sean felices── dije sincera.
──No hay de qué, Scar── contestó.
Sonreí una vez más y me fuí de allí para irme.
Por fin, había sanado.
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