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➤YERUZA ·


Esto parecía un putero, había mujeres en poca ropa por todos lados y mis panas, más que contentos. A mis costados estaban dos, ya muy bien conocidas por los que siempre andan conmigo —Fernanda y Sabrina, que son hermanas—, me movían esos culotes que las acompañaban, casi en mi cara. Frente a mi, Noelia —la única cuero que mantenía cerca de mi—, no era para nada importante en mi vida, solo un cuero más quién estaba dándome una de las mejores vistas hasta ahora.

—¡Yeru, dale! —me gritaba Chimi entre risas, fumando al lado mío.

Asentí azotándole esas nalgas a las hermanitas y volteé con él.

—No hay na’ mejor que azotar putas.

—Disfruta papi, que cuando la mai’ del nene te coja, no te va a soltar —sonrió burlón.

—Esa cabrona no me quiere cerca de ella, por eso estoy aquí —aseguré riendo—. No hay manera que se resuelva eso, ella no entiende y yo no voy a explicarle como está el meneo.

Chimi asintió, él sabía que yo había hecho de todo por mantener a mi familia unida —por el nene y también porque adoraba a la mamá de él—, no voy a negar que eso me dolió en el momento pero, ya ni llorar es bueno.

Seguí bebiendo y fumando, dejando que Noelia me tocara por encima del mahón y se arrodillara frente a mi, poniendo toda su atención en este hombre al igual que las otras dos. Me coloqué las gafitas negras y dejé que hicieran conmigo lo que quisieran, estábamos al aire libre —hacía un fresquito delicioso—, ellas casi desnudas bailando esas canciones de trap y preguntando en cada momento que podían;

—¿Dónde está tu hermano? ¿Dónde está Hydro?

Buscaba por encima de ellas al tipo, ese simplemente no estaba interesado en tener estas atenciones sobre él y lo entendía, es más serio que yo. De repente lo veía al lado del cabrón dj, después con algún otro pana hablando, en ocasiones riendo con alguna mujer pero, solo eso.

—Al brother no le interesa esto... No es como yo, que se enreda con cualquiera de ustedes —las miré, ellas sonrieron más por compromiso que por felicidad y me encogí de hombros.

No mentía, esa era la verdad.

—Sigue moviéndolo rico pa’ que me den ganas —le dije a Noelia, quién seguía poniéndome las nalgas encima del bicho.

—Lo que tú digas, papi... Yo estoy pa’ complacerte —se tocó las tetas, apretándolas por encima de su blusa.

Ahora bailaba de frente a mi, yo observando ese cuerpo curvilíneo contorneándose de lado a lado, esa caderas grandes erizándome la piel y las tetas rebotando casi en mi cara, no voy a negar que comenzaba a tentarme pero, me contenía porque no quería irme de aquí todavía.

—¿Te gusta? ¿Sigo bailando así, papi?

—Sigue hasta que se me pare el bicho, pa’ que te lo comas.

Noelia sonrió y bajó esas grandes manos por su cuerpo, hasta su zona cubierta por una pequeña tela y sus dedos, se encajaron ahí. La manera en que mordió sus labios e hizo una cara dolorosa combinada de placer, me erizó la piel —quería ser yo el que provocara esos gestos—, le sonreí, ya ella sabía como hacer para que yo cayera y me fuera a su cama.

—Eres una hija ‘e puta, canto ‘e cabrona —dije con una sonrisa en el rostro y ella lamió sus labios.

Seguía bailándome, ocupaba todo lo que tenía de vista, pues el panorama eran culos de derecha a izquierda —todas las mujeres con poca ropa, algunas ya desnudas o com todas las tetas al aire—, todo fuera de control.

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