El aroma del odio.

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La habitación del hospital olía a antiséptico y desesperanza, impregnada con el aroma inconfundible de la enfermedad y la lucha perdida

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La habitación del hospital olía a antiséptico y desesperanza, impregnada con el aroma inconfundible de la enfermedad y la lucha perdida. Las luces fluorescentes parpadeaban intermitentemente, lanzando sombras inquietantes sobre las paredes pálidas y desnudas. En el centro, sobre una cama ajustable, yacía Soo Jin, una mujer cuya piel era tan fina y frágil como el papel, demacrada por el cáncer que había consumido su vitalidad. Sus ojos, hundidos y apagados, se abrieron lentamente al sonido de pasos que se acercaban.

Hwasa, una mujer de presencia imponente y elegancia indiscutible, entró en la habitación, seguida por el padre de Taehyung. Él era un hombre cuya simpleza y desinterés eran tan evidentes como la indiferencia en su mirada. A pesar de su edad, mantenía una postura erguida, aunque sus ojos revelaban un vacío emocional, una ausencia de responsabilidad y amor paternal. Hwasa, por otro lado, irradiaba una mezcla de encanto y peligro. Su mirada era astuta, y sus labios, pintados de un rojo intenso, se curvaban en una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.

Soo Jin parpadeó, sus ojos enfocándose lentamente en los recién llegados. "¿Quiénes son ustedes?" preguntó con voz rasposa, llena de cansancio y confusión.

Hwasa dio un paso adelante, su figura proyectando una sombra larga sobre la cama de Soo Jin. "Soy Hwasa," dijo suavemente, con una voz que tenía una dulzura engañosa. "¿Me recuerdas? Soy amiga de tu hijo, Taehyung."

Los ojos de Soo Jin se iluminaron brevemente con un destello de reconocimiento. "Hwasa... amiga de Taehyung," murmuró. Pero había una sombra de duda en su mirada.

El padre de Taehyung se quedó al margen, con una expresión de aburrimiento y desinterés, mirando fijamente un punto indefinido en la pared. Hwasa se acercó más, su rostro lleno de una tristeza que parecía casi real. "Lamento mucho verte así," dijo, sentándose en una silla junto a la cama. "Quisiera hablar contigo sobre Taehyung."

Soo Jin frunció el ceño, tratando de comprender. "¿Qué pasa con mi hijo?"

Hwasa suspiró, como si le doliera profundamente revelar la verdad. "Taehyung trabaja en mi casa. Lo contraté porque mi esposo se estaba... enredando con la servidumbre. Pensé que un joven decente como Taehyung sería una mejor opción."

Soo Jin cerró los ojos, un gesto de dolor y resignación. "¿Qué le ha pasado a mi niño?" preguntó, su voz quebrándose.

Hwasa tomó la mano de Soo Jin con una delicadeza calculada. "Pensé que Taehyung y yo éramos grandes amigos," continuó. "Pero descubrí que mi esposo y él... ellos están enredados en un amorío."

La respiración de Soo Jin se detuvo un momento, su mirada llena de incredulidad y sufrimiento. "No... eso no puede ser cierto," susurró, la desesperación teñiendo cada palabra.

Hwasa asintió con un semblante triste. "Lo siento mucho, Soo Jin. No quería que te enteraras así. Pero pensé que debías saber la verdad."

El padre de Taehyung permanecía inmóvil, su rostro carente de expresión. No ofreció palabras de consuelo ni mostró remordimiento por la turbulencia que su abandono había causado.

The boy of clean "KookTae"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora