Capítulo VIII - Redención (Final del Arco.)

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Mi voluntad como brujo siempre fue fuerte y me ayuda a resistir la pérdida de la memoria, además de luchar contra las voces profanas. Asumo que es la razón por la que la mutación se desarrolla más lentamente en mi cuerpo. A pesar de esto, mis demonios murmuran cada vez con más persistencia, y siento, tristemente, que me llevarán a la locura.

Con respecto a nuestra misión en el Proyecto Arkham, más cosas me quedan claras al salir de la mente de Joseph. Solo fuimos marionetas, utilizadas para montar un teatro maligno y cruel. Nos manipularon para realizar el genocidio más grande de la historia humana. Y según los recuerdos de Joseph - de cuando entré a su memoria- el gobierno está intentando controlar a ese Dios de la destrucción. Eso discutían Joseph y el Gran Maestro en el barco que nos trajo a esta isla. ¿Qué le dijo el gran maestro ese día a Joseph? Sea lo que sea, Joseph intentó detenerlo y no pudo. Al final, dejamos en libertad una entidad cósmica capaz de reducir el universo a la nada.

Preocupaciones más tenebrosas llegan a mí, después de comprender la magnitud de estos hechos. Jamás podré evitar que ninguna potencia mundial abra otra grieta en el mundo, e invoquen nuevamente al demonio ciclópeo de la destrucción, y qué al final, consuma la faz de la tierra con su suspiro rojo de muerte. Cada continente sufrirá el mismo destino que esta isla. Todas las naciones buscarán su represalia mortal, en un ciclo de venganza definitivo.

Me lleno de horror tras entender mi insignificancia en el universo. Y, en ese instante de terror absoluto, me pierdo en la discordia y en la impotencia ante esta catástrofe. Deseé lanzarme con los brazos abiertos al pozo de la locura, y nadar en sus delirantes aguas hasta que se ahogue la poca cordura que queda en mí. Que fácil sería dejarse hundir, y que las rocas de la culpa me arrastren al hondo del abismo demencial. Perderme para siempre en el fondo de mis tormentos y que el agua llene mis pulmones.

Pero no... sumergido en las profundidades contemplo una luz en la superficie. Una chispa que ilumina la negra capa de mi razón, implantando una idea voraz que me hace bracear hasta ella. Lo impensable se manifiesta, lo imposible y lo inaudito son la única opción.

Mataré a la entidad cósmica. Mataré a VerdunHaj. Esta es la única opción.

 Esta es la única opción

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La Grieta NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora