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su energía maldita era innata, siempre lo fue, sin embargo, era de sus últimas alternativas como para usar su ritual, prefería la fuerza física y la destreza. siempre prefirió la fuerza, lo supo en su primer año cuando su energía maldita se concentró en su cuerpo y bastó de un golpe en bruto para destrozar el cráneo de una maldición de segunda clase. fue aquella hazaña la que lo volvió de segunda clase a primera, y con base a los años, de clase especial. con las mejores calificaciones y uno de los mejores de la escuela, yasuhiro mutō había llegado lejos.

muy lejos.

cuando obtuvo su primer destello negro, fue su pase a lo especial.

en la actualidad, la escuela de hechicería se lograba entrar a la gente con la capacidad mínima de ver las maldiciones, o si bien, de los que tenían la capacidad de poder ser lo suficientemente fuerte para poder exorcizarlas. como el hermano de su compañero ran, pertenecientes al clan haitani, rindou, de segundo año, no podía ver los seres malévolos más que a través de sus gafas, y aún así, con los objetos maldecidos había llegado a segunda clase.

ran, su compañero de clase, era de primera, su capacidad de la manipulación de sangre. también supo de aquel niño de primero, quien hacía poco había llegado ya a tercera clase con aquella técnica heredada del clan kawata, creía fervientemente que aquel mocoso, apodado smiley, tenía la mejor capacidad para llegar lejos en el mundo de los hechiceros.

pero todo cambió, cuando el profesor manjiro sano, sonreía de forma algo... tétrica, frente a él, manjiro era algo tonto, el profesor ryuguji cuidaba de que no muriera atragantado con un dorayaki, era distraído, algo egocéntrico, pero aún así; era uno de los cuatro mejores hechiceros de japón. pues la energía maldita de sus reflejos oscuros, lo habían hecho en lo que era, su personalidad extrovertida y alegre eran características en él, pero cuando se enojaba, podía llegar a matar de una patada a quien él gustara.

— ¡ta-daa!

— ¿para esto me llamó?

— sipi. — una cabellera albina ocultaba el rostro de un chico... sabía que era chico por su uniforme, el profesor lo tomaba del cuello de su uniforme, recordándole a la forma de tomar un gato para mantenerlo tranquilo e inmóvil. — él es haruchiyo akashi. — ¿uno del clan akashi? — una maldición de segunda clase lo toma a su gusto en ocasiones, dificultándole controlar sus hechizos. apenas hace algunos meses comenzó a el ciclo escolar, y él es de primero, ¡confío en ti para ayudarlo a controlarlo!

— ¿por qué no lo hace usted, profesor? — preguntó, algo anonadado al ver como el chico removía molesto, notando la potente aura oscura detrás de él.

— este año un poco más de alumnos de los acostumbrados han ingresado, con primero ya son dieciséis alumnos — ¿había mencionado la vaga personalidad? — todos tienen un potencial impresionante, pero no podré lograr entrenar a un chico tan especial como haru, teniendo en total dieciséis estudiantes a mi cargo.

el profesor manjiro lo había dejado a cargo, ¿un estudiante de segunda grado siendo una clase de niñero de uno de primer año? ¿qué clase de broma de mal gusto era?

  — tienes el potencial de ser un hechicero de clase especial, yasuhiro, posiblemente uno de los cuatro mejores en un futuro. — el profesor sano, a veces estaba tan inmerso en sus otros compañeros de clases más bajas, que cuidar de ese niño era algo complicado. — él es de segunda clase apenas en su primer año, teniendo una maldición leve en su cuerpo, lo vuelve peligroso, confío en ti para poder ayudarlo a controlar dicha maldición y hacer de él igual de poderoso.

— ¿me suelta? — el chico habló por primera vez, tenía una voz suave, cuando levantó sus ojos al profesor, dos orbes azules brillantes que le recordaban a un diamante se hicieron presentes, y un destacable cubrebocas negro cubrían su rostro paliducho.

clase especial ;; musanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora