CAPÍTULO 4

2 0 0
                                    



Bajaron del autobús en medio de la carretera, no parecía haber nada alrededor más que árboles en un bosque. Clary revisó el mapa que Magnus le entregó y que le mostraba un sendero que seguir; junto con Hermione y Jared se adentraron hasta no ver más que kilómetros de robles hasta que un largo arco de mármol con símbolos dorados grabados apareció.

Era un bello monumento.

—Según esto, aquí es—indicó Clary.

Nadie entendía de que se trataba, se miraron confundidos.

—Es alfabeto griego—comentó Jared al reconocer esas marcas.

Clary entonces miró cada una de las letras de oro y se le ocurrió una idea, desenvainó su estela y la hizo brillar, formó en el aire una serie de runas que abrieron una especie de ventanilla, se asomó ante el destello que llamó su atención.

Jared pareció ver que atrás había una especie de cabañas.

Clary estaba teniendo problemas, como si usara sus poderes en una piedra dura, unas chispas saltaron, jamás le había sucedido.

Hermione estiró el brazo y fue absorbida hacia el interior.

—¡Hermione!

Jared se lanzó detrás de ella y Clary, al querer sujetarlo, terminó cayendo en medio de un campamento.

Los tres se levantaron del suelo y se sacudieron la tierra mientras observaban todo a su alrededor.

—¿Qué lugar es éste?—se preguntó Jared.

—Me recuerda a...

Hermione detuvo sus palabras ante una flecha que silbó cerca de ellos, de inmediato salieron corriendo mientras una lluvia de flechas iba a su alrededor.

Clary levantó la estela para crear un escudo de luz que los protegió, mientras que la joven bruja alzó su varita y las hizo arder en el aire.

Sin embargo, una alcanzó al pobre Jared, quien cayó herido.

Cuando sus compañeras se detuvieron a ayudarlo, se vieron rodeado por un montón de jóvenes con armaduras, arcos y flechas, vestidos con unas llamativas playeras naranjas muy brillantes.

Jared sufría por lesión, en cambio, las chicas sólo lanzaron sus armas al suelo y alzaron las manos.

—¿Quiénes son?

Entre ellos apareció una chica con una lanza que se quitó el casco romano que cubría su larga melena castaña y sus ojos miel brillaron ante esa tarde de verano.

Luego, el resto de sus compañeros le abrió pasó a un imponente centauro con unas patas de corcel pardo y una apariencia bélica, de un hombre criado en la guerra.

—¿Quiron?—preguntó Hermione.

—Una bruja—mencionó.

Los chicos murmuraron sorprendidos, en el Campamento Mestizo se contaban historias sobre ellas, pero no se sabía exactamente si eran reales.

—Un amigo, Magnus Bane, nos indicó que podríamos solicitarle ayuda—mencionó Clary.

—¿Que tipo de ayuda?—Quiron se frotó el mentón.

—Un peligroso hechicero oscuro está atacando el mundo muggle y debemos detenerlo antes de que sea tarde—advirtió Hermione.

El centauro reflexionó en silencio, miró al pobre Jared y pidió que lo llevaran a la enfermería.

LOS ELEGIDOS: LA BÚSQUEDA DEL DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora