Recuerdos (Horacio)

25 2 2
                                    

• Angst
.
.
.
.
.
.
.

Solo.

Era como Horacio se sentía, solo, completamente solo, devastado, meses buscando a el rubio, meses esperando una mísera pista de que fue lo que pudo o no pasarle, meses esperando alguna señal de vida, meses, esperando a que Gustabo Garcia regrese.

Sabía perfectamente que era imposible, sabía perfectamente que estaba muerto, el mismo fue a ver su puto cadáver para confirmar si realmentese trataba de el ex-agente, estaba completamente confirmado que Gustabo nunca más iba a regresar.

Y aun así, aun sabiendo que el jamás regresaría, aún teniendo esa imagen del rubio completamente demacrado, con signos de descomposición, tez completamente pálida, balas por doquier, ojeras tan notorias que hacían ver como si esos ojos zafiros no fueran nada nas que cuencas oscuras y opacas, sin brillo, sin su esencia.

El...se aferraba a los recuerdos que tenía.

Se aferraba a un mundo paralelo donde el si estuviera vivo, que todo fuera una puta broma, que simplemente se haya tomado unas muy largas vacaciones, y como consecuencia, el pegandole de puñetazos a Gustabo por haberlo asustado.

Un mundo donde ambos al fin pudieran expresar lo que sentían, donde al fin el rubio aceptara sus sentimientos, donde al fin ambos serían una linda pareja y adoptar un montón de animales.

Un mundo donde solo eran ellos dos contra todo, en las malas y en las peores.

Pero no era así..

Esta, es la realidad.

Gustabo Garcia, esta muerto.

   El de cresta se encontraba en la casa de Gustabo, como es costumbre, era su propio hogar ya. Ha paso lento, se dirigió al sofá que este tenia, estaba lleno de ropa de el rubio, aún olían a el, Horacio simplemente quiere recordar aunque sea unos segundos el aroma de su amor, recordar la calma y calidez que  este le trasmitia.

  Miro de reojo a la mesita de luz, ahí se encontraban los medicamentos recetados que Gustabo ingeria aun cuando estaba acá. Eran somníferos, tan fuertes que eran capaces de dormir a un hombre adulto por 24 horas con solo una pastilla.


¿Esta será su última decisión?¿Realmente quería esto? Si, estaba completamente seguro de que es lo que quería, estaba cansado ya, la cantidad de enfermedades mentales y trastornos alimenticios que desarrollo, no se podían contar ni con ambas manos, se había descuidado un montón cuando se puso de objetivo el encontrar a Gustabo.

Lo extraña.

¿Esto es necesario?

Si, si es que quería verlo de nuevo, si es que quería descansar de una vez por todas.

  Con sumo cuidado, lentamente agarro ese bote de medicamentos, mirándolo detalladamente, pidiendo respuestas con su mirada perdida en las pequeñas letras ilegibles y borrosas. Sabía perfectamente que no estaban caducadas, los somníferos que el rubio ingeria caducaban después de unos años, el mismo lo había leído en la receta que el Gustabo le llego a mostrar en el pasado.

  Con sus manos temblorosas, abrió ese tarrito.

Estaba seguro, ya no tenía nada por lo que luchar, el amor de su vida no estaba con él, su alma gemela, su adoración, ese hombre terco, engreído, egocéntrico y orgulloso, que robo su corazón, ya no está.

Se fue.

  Tomo una bocanada de aire, lágrimas saladas y cristalinas rebalsaban de sus hermosos ojos color avellana, esos ojos sin brillo, esos ojos que alguna vez tuvieron amor y ternura. Sin pensarlo mucho más, poso ese frasco en sus labios, para luego ingerir todo el contenido que esté tenía.

 Su boca macilenta, soltaban leves sollozos, no había vuelta atrás.

Y así fue, como un último suspiro salió de esos pálidos labios sin incoloros, último suspiro de alivio, al saber que al fin podría reunirse con él que alguna vez fue su hermano, el amor que nunca pudo ser.
.
.
.
.
.
.
.
︎♥︎

G.G Il rubacuoriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora