G.G Il rubacuori

familia feliz (kylie)

• Fluff
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  Ambos rubios se encontraban caminando por la plaza cubos, un día bastante tranquilo, al menos para ser la ciudad de Los Santos. Tanto la mujer, como el hombre,tenían es sus manos unos conos de helado, ambos del mismo sabor, vainilla.

El camino era ameno y cálido, ambos charlaban de como iba el trabajo, chismes sobre la comisaría, o simplemente criticar cualquier cosa que se les ocurra. Una tarde bastante tranquila para esa pareja de enamorados, hoy, era su primer aniversario, un año precioso juntos llena de diversión y momentos inolvidables.

Gustabo solo disfrutaba de la compañía de la bella mujer, era simplemente perfecta a sus ojos, la mujer más fuerte que jamás conoció. Realmente la admiraba mucho, pudo salir adelante a pesar de varias situaciones no tan bonitas, a decir verdad. El más que nadie sabía perfectamente lo que era el abandono de un familiar, y tener que valerse por si mismo estando débil y vulnerable.

Sonrio satisfecho, para luego dirigir su mirada hacia el suelo, más concretamente al carrito que el mismo estaba empujando sin apuro y tranquilamente, allí yacía una pequeña rubia durmiendo, sus caballitos dorados y cortos revoloteaban al ritmo de el compaz del viento de primavera. La ternura invadió su ser, amaba a esa pequeña mocosa, siempre era imperactiva y juguetona, siempre curiosa a situaciones o cosas nuevas que se hayaban en su alrededor. Y pensar que en un principio el estaba reacio a la idea de tener hijos, no se esperaba que no fuera suyo, pero eso no implicaba que no la amara como si fuera su propia sangre.

La tarde era amena y tranquila, un silencio rondo el ambiente, no era para nada incómodo, ambos estaban contentos, la cita estaba llendo muy bien y es algo que les encantaba. En otras circunstancias, todas las citas que llegaron a tener fueron arruinadas por temas de trabajo, o porque los secuestran para atracos o cosas por el estilo, se aprovechaban mucho de su pequeño retoño, y al ambos ser policías, también lo llevaban bastante en contra.

Gustabo miro a su alrededor, ya estaban en el restaurante en donde el había hecho una reserva, era el restaurante más exclusivo de la cuidad, no por ser la más glamurosa o ser excesivamente caro a comparación de la poca comida que en esos lugares finos daban. Al contrario, era un lugar familiar y con un ambiente cómodo, lo que lo hacía exclusivo era los ingredientes exóticos y de muy buena calidad que se usaban en los platillos, sin olvidar la increíble servidumbre y fabulosa gama de todo tipo de bebidas alcohólicas.

La pareja sonrio cómplice al ver que, ya ambos sentados en la mesita, su pequeña revoltosa se encontraba jugando con una servilleta de tela en el asientito de bebe que el restaurante les facilito. Estaban muy felices, el ambiente casi perfecto y familiar era demasiado gratificante para la pequeña familia de 3.
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Ambos rubios, se encontraban ya terminando de comer, junto con la pequeña, que estaba embarrada de comida, al parecer ella también lo estaba disfrutando como sus padres. Realmente era una cena perfecta, por más que no sea lo mejor de lo mejor, ambos disfrutaban de la compañía del otro, ambos estaban cómodos y en un ambiente cálido y hogareño.

Una burbuja de amor y ternura, donde era todo color rosa y vainilla, ya era hora que por fin puedan ser felices de una vez por todas. Ambos agentes se miraron cómplices, lentamente juntaron sus labios en un dulce y tierno beso, para luego dirigirse a la pequeña y besar sus cachetitos sucios, ella reía y se divertía.

La cena fue lo mejor que les paso en mucho tiempo, simplemente perfecto en todos los sentidos, ambos agradecian el tener a el otro a sus lados, se apoyaban mutuamente, se amaban más que a nadie en el mundo, eran su propio mundo.

Gustabo por fin pudo saber cómo es sentirse amado y querido, y kylie pudo sentirse valorada y respetada, una dupla que sin duda era la envidia de todo aquel que se los cruce.
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