Capitulo 2: ¿Qué hare ahora?

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MIA

Llegué a mi departamento con el corazón todavía acelerado por la confusión y el pánico de la mañana. El taxi se detuvo frente al edificio y, al bajar, vi una escena que hizo que mi estómago se hundiera. Mis cosas estaban esparcidas por la acera: cajas, bolsas, mi ropa, mis libros, todo lo que poseía parecía estar apilado caóticamente al aire libre.

Me acerqué lentamente, el sonido de mis tacones resonando en el pavimento. La realidad de la situación se clavó en mí como un puñal. ¿Qué demonios había pasado ahora?. Mis pensamientos se interrumpieron cuando vi a Alex, mi ex novio, apoyado casualmente contra la puerta del edificio, con una expresión de satisfacción cruel en su rostro.

               Vaya, mira quién ha decidido aparecer dijo él. Con una sonrisa sarcástica

Sus palabras estaban llenas de veneno, y sus ojos, que alguna vez fueron cariñosos, ahora eran fríos y duros.

               Alex, ¿Qué es esto? ¿Por qué están mis cosas afuera? pregunté. Intentando mantener la calma, aunque sentía que mi mundo se derrumbaba a mi alrededor.

               ¿No lo recuerdas? responde él. Con los brazos cruzados. Anoche te pedí que vinieras a recoger tus cosas de mi departamento, pasan las horas y no aparecías, así que decidí darte una mano con la mudanza.

Miré alrededor, tratando de contener las lágrimas que amenazaban con desbordarse. La humillación y la traición me ahogaban, pero me obligué a no perder la compostura. 

               No tienes derecho a hacer esto. Este es mi hogar también, puse parte de mis ahorros en la compra de este departamento dije con voz quebradiza.

               —Pero legalmente yo soy el dueño del departamento, mi nombre está en el contrato afirmo él, su voz se vuelve más fría. Y se acerca lentamente a mi.

Al verlo venir hacia mi, no pierdo tiempo en esconder mi brazo detrás de mi espalda, no quiero que Alex vea la enorme argolla de matrimonio en mi dedo, no deseo empeorar la situación, más de lo que ya está.

               Será mejor que te largues de una vez me dice él, su voz se vuelve más agresivo. Me empuja para hacerme retroceder. No quiero que me orilles a llamar a la policía por invadir propiedad privada. Me da la espalda y camina de regreso al interior del edificio.

Miré una vez más mis pertenencias esparcidas, sintiéndome más sola y perdida que nunca. El peso de la argolla en mi dedo era un recordatorio constante de mi locura de la noche anterior, y ahora, sin hogar y con mi vida en ruinas, no tenía idea de qué hacer.

Recogí una de las cajas y empecé a caminar calle abajo, sin mirar atrás. Alex no merecía la satisfacción de verme derrumbarme. Con cada paso, trataba de concentrarme en el futuro, en descubrir cómo reconstruir mi vida. Sabía que debía enfrentar a Alessandro y deshacer el desastre que había creado. Pero por ahora, necesitaba encontrar un lugar donde pudiera recomponerme y decidir cuál sería mi siguiente paso.

El viento frío de la mañana acariciaba mi rostro, secando las lágrimas que no había podido contener. Mientras caminaba, me juré a mí misma que, sin importar cuán difícil fuera, saldría adelante. De algún modo, encontraría la manera de recuperar mi vida, con o sin el anillo en mi dedo.

Encontré refugio en un pequeño motel a las afueras de la ciudad. La habitación era modesta, con paredes de un tono deslavado y una cama que crujía con cada movimiento. Me dejé caer sobre el colchón, agotada física y emocionalmente. Con todas mis cosas apiladas en un rincón, me sentía como una náufraga en una isla desierta, tratando de encontrar un sentido a la tormenta que había arrasado con mi vida.

La Sombra Del AnilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora