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Un Corazon Herido
y Despedidas
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Lexie caminaba por los pasillos del hospital con un peso en el corazón que parecía haberse vuelto parte de su ser. Habían pasado dos días desde que se enteró de que Alec se iba a casar con Lydia. Desde ese momento, se había sumergido en su trabajo, tomando turnos dobles para intentar ahogar el dolor del rechazo en la rutina agotadora del hospital.

Cada mañana, se ponía su bata blanca y caminaba con determinación hacia el quirófano o hacia la sala de pediatría, donde Amber esperaba sus cuidados. Las cirugías se habían convertido en su refugio. En la sala de operaciones, cada movimiento era preciso, cada decisión crítica, y no había espacio para pensar en nada más. La concentración que requería el bisturí y las suturas la mantenían a flote, aunque fuera por unos momentos.

Ese día no fue diferente. Lexie se encontró en la sala de operaciones desde las primeras horas de la mañana, trabajando incansablemente. El sonido de los monitores, el olor a desinfectante, y el brillo de los instrumentos quirúrgicos se habían convertido en su realidad. Al salir del quirófano, con la adrenalina aún corriendo por sus venas, se dirigió hacia la sala de pediatría para ver a Amber.

Amber, una bebé que había estado bajo su cuidado desde que llegó al hospital, se había convertido en su consuelo y su ancla. Lexie la sostenía, alimentaba y le cantaba suavemente para que se durmiera. Había algo en los ojos inocentes de Amber que la hacía sentir un poco más entera.

Sin embargo, ese día todo cambió. Mientras estaba con Amber, uno de los médicos se acercó con una expresión solemne.

-Lexie, necesito hablar contigo,-dijo el doctor Smith, su tono serio.

-¿Qué sucede, doctor?-pregunto Lexie sintiendo un nudo en el estómago.

-Amber ha sido dada de alta. Está completamente recuperada y hemos encontrado una familia para adoptarla. La pareja llegará esta tarde para llevarla a casa.-le comento el doctor

La noticia cayó sobre Lexie como una losa. Aunque sabía que era lo mejor para Amber, no podía evitar el dolor que sentía al saber que la pequeña se iría. Había desarrollado un vínculo profundo con la bebé, y la idea de dejarla ir era desgarradora.

-Gracias por avisarme, doctor.-dijo Lexie, tratando de mantener la compostura.

Mientras el doctor Smith se alejaba, Lexie sintió que las lágrimas amenazaban con desbordarse. Evan, su mejor amigo, apareció en la sala en ese momento, como si hubiera sentido su necesidad de apoyo. Evan había sido su roca durante estos días difíciles, siempre a su lado, ofreciéndole un hombro en el que apoyarse.

-Evan- dijo Lexie con un susurro tembloroso-Amber se va hoy.-

Evan se acercó y la abrazó con fuerza.

-Lo siento tanto, Lexie. Sé cuánto la amas.-

Lexie se permitió llorar en el hombro de Evan, sintiendo el dolor del adiós mezclarse con el dolor del rechazo de Alec. 

-No sé cómo dejarla ir, Evan. La he cuidado tanto tiempo. Es como si fuera parte de mí.-le dijo con lagrimas en los ojos.

-Lo sé...- dijo Evan suavemente, acariciándole el cabello. -Pero piensa en lo bien que estará con su nueva familia. Le has dado tanto amor y cuidado. Ahora es tiempo de que ella tenga una nueva oportunidad.

Lexie asintió, aunque el dolor no disminuía. Pasó el resto del día con Amber, sosteniéndola y hablando con ella, aunque la bebé no podía entender las palabras. Cuando la nueva familia llegó, una pareja joven y amable, Lexie sintió una mezcla de alivio y tristeza. Sabía que Amber estaría en buenas manos, pero el vacío en su corazón era innegable.

Después de entregar a Amber, Lexie se quedó en la sala vacía, sintiendo el peso de la soledad más intensamente que nunca. Evan se sentó a su lado, en silencio, respetando su necesidad de procesar lo que había pasado.

-Gracias por estar aquí-dijo Lexie finalmente, su voz apenas un susurro.

-No tienes que agradecerme nada,- respondió Evan. -Siempre estaré aquí para ti.

Lexie sabía que Evan lo decía en serio, y en ese momento, su amistad le dio un pequeño rayo de esperanza. Decidió que era hora de enfrentar su dolor en lugar de esconderse de él.

Al final de su turno, Lexie se despidió de Amber con un beso en la frente, prometiendo en silencio que siempre la llevaría en su corazón. La idea de regresar a su departamento vacío y enfrentarse a la realidad de su dolor era abrumadora, pero no tenía otra opción.

 La idea de regresar a su departamento vacío y enfrentarse a la realidad de su dolor era abrumadora, pero no tenía otra opción

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Al llegar a casa, se encontró sola con sus pensamientos y su sufrimiento. El apartamento, normalmente un refugio acogedor, se sentía ahora como una prisión. Decidida a ahogar sus penas, se dirigió a la cocina, donde sacó varios tarros de helado del congelador y botellas de whisky del gabinete.

Lexie se dejó caer en el sofá, rodeada por su festín de consuelo. Cada cucharada de helado era un intento desesperado de llenar el vacío que sentía. Cada trago de whisky era una forma de entumecer el dolor que la consumía. Las horas pasaron y la noche se volvió un borrón de lágrimas, helado y alcohol.

En ese silencio, sus pensamientos volvieron a Alec. Se preguntó cómo habría sido si las cosas hubieran sido diferentes. Pero sabía que no podía seguir aferrándose a lo que nunca podría ser. Tenía que seguir adelante, por ella misma y por todos aquellos a quienes amaba y cuidaba.

El sonido de su teléfono la sacó de sus pensamientos. Era un mensaje de Evan: 

"Estoy aquí para lo que necesites. Siempre."

Lexie sonrió, sintiendo una calidez en su corazón. No estaba sola, y aunque el camino hacia la recuperación sería largo y difícil, sabía que tenía amigos que la apoyarían en cada paso del camino.

Con esa certeza, Lexie se levantó y se dirigió a la cama. Mañana sería un nuevo día, y aunque el dolor no desaparecería de la noche a la mañana, estaba lista para enfrentarlo, un paso a la vez.

 Mañana sería un nuevo día, y aunque el dolor no desaparecería de la noche a la mañana, estaba lista para enfrentarlo, un paso a la vez

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~Soulmate~ Alec Lightwood #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora