Capitulo Tres

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Luego de pedir su comida esperaron un rato hasta que llegara mientras hablaban de trivialidades. Más tarde llego y comieron, se quedaron en la cafeteria hasta las 6:30, cuando decidieron que ya era buen momento para ir a la casa del más alto. Pagaron su comida y salieron del local.

-¡Ay boludo! La puta madre, se me re olvido que no tengo ropa ni nada como para quedarme en tu casa.- recordo Juan deteniendose en mitad de camino.

-Uh, mal boludo, recien caigo en eso ¿Querés ir a tu casa a buscar las cosas? Porque de ultima te puedo prestar ropa.

-¿Pero y el cepillo de dientes? No puedo estar sin lavarme los dientes.

-Tranqui, siempre tenemos un cepillo nuevo de repuesto, te lo doy si queres.

-Y si, ya fue entonces. Vamos nomas.

-Dale.- dijo alargando la ultima vocal.

La casa del peli negro quedaba a unas seis cuadras de la cafeteria y ya habian pasado cuatro. Blas estuvo mitad de camino pensando si lo que estaba a punto de hacer no seria mal visto por el de ojos azules. "¡Dios, debo parecer pelotudo! Intento escuchar con atención lo que dice Juani pero no puedo, siento la necesidad de tomarle de la mano para seguir caminando de esa forma hasta mi casa, pero no me animo ¿Y si me mira de mala forma, se incomoda y decide no hablarme nunca más? Okay, estoy exagerando ¡Pero es una posibilidad! Además..." Pensó, hasta que una voz lo sacó de sus pensamientos.

-Blas, ¿Me estas escuchando?- pregunto indignado el más bajo, frunciendo el seño molesto.

-Uh... No. Perdón, estaba pensando en algo, ¿Qué paso?- se disculpó, sonriendo avergonzadamente.

El castaño suspiro. -Bueno, lo que te estaba diciendo.- hizo una pausa mientras jugaba con el borde de su musculosa inquieto y nervioso.- Mejor dicho, preguntando... - hizo nuevamente una pausa.- No vayas a tomar a mal lo que te quiero preguntar... ¿Lo prometes?

-Enserio Juani, lo prometo, pero decilo de una vez, me desesperas, bobo.

-Esta bien... ¿Puedo...?- decia mientras soltaba una risa nerviosa, Blas sonreia involuntariamente. Juan se veia hermoso ante los ojos del contrario, ver lo nervioso que estaba era lo más tierno del mundo para el más alto.- ¿Puedo...? Ah, che, Blas, ya llegamos...- se dio cuenta cuando miro hacia delante.

-Ah, si... Bueno, despues decime ¿Si?- metio una de sus manos en el bolsillo derecho de su pantalon, saco la llave de la casa y abrio la puerta.

-Si... Permiso.- entro cuando el peli negro le dio el paso.

-¡Ma! ¡Ya llegamos!- llaveo la puerta nuevamente y dejo la llave en una mesita que habia alado de la puerta principal.

La casa es hermosa, es pequeña pero acogedora: cuando entrabas lo primero que veias era la sala de estar, donde habian dos sillones, una televisión y dos mesas; la primera era en la cual Blas habia dejado la llave, y la otra era donde estaba la tele. A la izquierda de la sala de estar se encontraba la cocina, y a su derecha habia una escalera; abajo de ella se encontraba una puerta, el baño y arriba habian tres habitaciones: la de los padres de Blas, la de su hermanita de 7 años y la suya. Juan quedo encantado al ver lo bien decorada que estaba la casa.

-¡¡Blas!!- grito su hermanita, Emilia, mientras corria para abrazar a su hermano.

.¡Emi!, ¿Todo bien?- la alzo.- Mira, te presento a Juani, mi amigo de la escuela.

-Hola Emilia, un gusto.- sonrio amablemente, Emi es una nena re linda; es blanca como la nieve, tiene el pelo por arriba de los hombros, negro y ruloso como el del hermano, mientras que sus ojos son verdes como los de su papá.

¿Casualidad o destino? - Juani Caruso y Blas PolidoriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora