Marinette está enamorada

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Félix estaba tranquilo, viendo una serie en la comodidad de su habitación cuando un portal se abrió de pronto en su habitación, como casi todos los días en el último año, puso en pausa la serie y rodó los ojos, cuando Pegabug estuvo en su habitación.

—Marinette, te dije mi identidad por cortesía, no para que me visites casi todos los días— dijo el chico cruzándose de brazos.

La mejillas de la azabache se colorearon sutilmente en un tono rosado.

—Esta vez no vine a "molestarte" de hecho te vengo a invitar a la inauguración de una estatua de todos los héroes— Félix eleva una ceja.

—¿Y por qué yo debería ir a esa inauguración?— pregunta él con desinterés.

—Porque Lord Paon es parte de la estatua— Félix se quedó en silencio, un poco sorprendido por esa revelación.

—¿En serio?— Pegabug asintió y se sentó al lado de Félix en la cama, el rubio había notado que la azabache parecía no conocer lo que es el espacio personal, no sabía si se comportaba con todas las personas así o por alguna extraña razón solo con él, había llegado a pensar al principio que era porque la chica quería quitarle el prodigio, pero un día la tuvo tan cerca y ella no hizo nada más que abrazarlo por mucho tiempo.

La dinámica de Félix y Marinette era algo graciosa para los kwamis de ambos, ya que Marinette es muy cariñosa y siempre invade el espacio personal de Félix, mientras el chico es lo más frío y sarcástico posible, al principio empujaba a Marinette o la regañaba para que no se le acercara tanto pero como la azabache nunca entendió no le quedó de otra que acostumbrarse.

—¿Vas a ir?— Pegabug preguntó, tomando las manos del rubio.

—Bueno, supongo que si no voy sería mala educación— respondió el chico con expresión pensativa, por lo tanto no se dió cuenta del brillo de alegría en los ojos de Marinette cuando dijo eso.

—¿Entonces si vas a ir?— pregunta ella muy emocionada.

—Si Marinette, si voy a ir, para mi desgracia— el rubio suspira y Marinette solo ríe levemente, sabe lo huraño que es Félix.

—Los demás héroes estarán felices, te quieren conocer— dijo ella acostándose en la cama de Félix y apoyando su cabeza en el regazo de él.

Félix solo la miró con los ojos entrecerrados pero la dejó estar, es verdad que es molesta, pegajosa e irritante pero a pesar de eso le había agarrado un poco de cariño, en estos meses la había catalogado como una cachorra pegajosa.

—Si en verdad quieres que vaya no me estés dando razones para arrepentirme— el rubio hizo una mueca, conocer gente nueva, su peor pesadilla.

—Además apuesto que una vez que me conozcan no van a querer hablarme de nuevo— Félix se ríe mientras Marinette lo mira fijamente, eran pocas veces las que tenía el placer de escuchar reír a Félix, ya que el rubio solo se ríe por razones maliciosas.

—Que tontería, si eres un pastelito, con veneno en vez de azúcar pero pastelito después de todo— el rubio sonríe de medio lado y le da una palmadita en la cabeza a la azabache.

—Has aprendido bien Dupain-Cheng— la chica sintió que él la estaba tratando como si fuera una mascota y la estuviera felicitando, aunque conociendo a Félix tal vez la veía de esa manera.

—No soy tu mascota— dijo haciendo un puchero y Félix se ríe.

—No dije que lo fueras— él la mira con una ceja elevada.

—Pero me tratas como si lo fuera— Marinette lo fulmina con la mirada.

—Si te tratara como mascota, te alimentaría, te bañaría y te sacaría a pasear— explicó él con un brillo burlón en sus ojos.

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