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Nayeon se levanta, pero en su lugar Mina las levanta a ambas, con las manos debajo del culo de Nayeon para apoyarla mientras se va.
Nayeon grazna, pero rápidamente se ajusta en los brazos de Mina, envolviendo sus piernas alrededor de ella. -No es lo que quería decir.
Con una sonrisa, Mina le besa la mejilla y comienza a caminar con Nayeon en sus brazos. -Quiero consentirte.
Nayeon se ríe de esto cuando entran en el dormitorio. Luego hace un ruido con la garganta. -Oh, lo siento, está... Desordenado.
Y Mina es una alfa, realmente no puede ver nada excepto la cálida y dulce omega en sus brazos y la cama a la que la está llevando.- No, está bien.
Se inclina horizontalmente para depositar a Nayeon en la cama y no deja ni un momento de separación entre ellas.
Nayeon huele muy bien. Está haciendo que cada uno de sus sentidos alfa vuelva a vivir. La piel desnuda de Nayeon está caliente donde hunde su peso sobre ella, una pierna entre la suya, y junto a sus feromonas combinadas, las están amortiguando en una nube, aseando sus pensamientos hasta que nada más que el sexo tiene sentido.
En un momento está en sus labios de nuevo, persuadiéndolos y dejando que la lengua mojada de Nayeon se sumerja en su boca, que se ha secado por el nerviosismo o la excitación que no conoce.
Pone su peso aún más en Nayeon mientras se pierde en el beso, arrastrando su mano por su cuerpo en una caricia.
Debajo de ella, Nayeon se estremece. Abre las piernas, su muslo rozando los vaqueros de Mina donde se mueve.
Mina corre sus dedos a lo largo de la parte exterior de su muslo, sintiendo los finos pelos de bebé y la piel suave allí. Solo se vuelve más suave, hasta que sus nudillos se deslizan a lo largo de la parte interna, suave como la mantequilla los muslos de Nayeon, caliente al tacto. Su mano pasa contra el dobladillo de los pantalones cortos de Nayeon. Sus muslos son tan suaves como se imaginaba.
Nayeon enrosca los dedos contra el cuello y rompe el beso. Luego arrastra un dedo por el costado de la cara de Mina, desde su sien hasta su mandíbula. Ella exhala por la nariz y mira a Mina por el puente de su nariz, evaluando.
-¿Quieres meter tus dedos?
-Sí, sí, por favor. ¿Puedo?
Con una risa, Nayeon levanta las caderas y Mina toma el ejemplo para enganchar sus dedos en sus pantalones cortos y tirarlos por las piernas. Una vez que están fuera, se maravilla con la nueva piel. La tez blanca de Nayeon contrasta con las bragas negras que lleva puestas.
-Bonita -suspira Mina, los dedos cepillando el arco en la parte delantera. Cuando Nayeon hace un ruido en su garganta y se retuerce, Mina sumerge su mano hacia abajo. Entre sus piernas hace aún más calor, y Nayeon salta al tacto, probablemente por lo mucho más frías que están sus manos en comparación.