Haces arder el bosque

Lo antiguo

Bella ya estaba harta.

Se tiró del pelo, frustrada.

Mamá y su padrastro estaban una vez más, uno en la garganta del otro.

Los gritos parecían no acabar nunca.

Bella era hija de un divorcio.

Su verdadero padre era un buen tipo, pero mamá y él se casaron demasiado jóvenes y ella se fue con Bella cuando Bella tenía sólo seis meses a vivir con sus padres.

Papá trató de visitar tanto como pudo, pero yo estaba en Arizona y él estaba en un pequeño pueblo de Washington llamado Forks.

"Te dije el mes pasado que podrían estar recortando parte del personal, ¡te dije que yo podría ser uno de ellos!". Bella oyó gritar a su madre desde abajo.

Su madre y Phil no solían pelearse tanto, pero su madre había perdido su trabajo en el restaurante en el que trabajaba como camarera y el dinero era escaso.

Por eso decidí irme a vivir con mi padre, Charlie.

Una boca menos que alimentar.

No era sólo eso, quería llegar a conocer a mi padre y no sólo verlo en las vacaciones de verano. A decir verdad, lo echaba de menos. Era un buen padre, emocionalmente distante a veces, pero donde hacía falta, Bella sabía que siempre estaría ahí para ella.

No me malinterpreten, amo a mi madre demasiado hasta  la muerte, pero la mayoría de las veces yo era el adulto en la relación. Desde equilibrar los cheques de pago para asegurarse de que su coche estaba lleno de gasolina y, así como asegurarse de que había comida en la mesa cada noche, puede ser un poco demasiado. Pero no le guardo rencor a mi madre por nada de eso, simplemente me ha hecho madurar mucho más rápido.

No dejaba mucho atrás aparte de mi madre. No tenía amigos en la escuela solo conocidos con los que compartía clases a veces pequeñas conversaciones.

Era un poco reclusa, soy tímida y no me gusta demasiado el aspecto social de la vida.

"Campanas, ¿ya habéis hecho las maletas? Creo que es mejor que nos vayamos ya, necesito salir un rato de esta casa". Mi madre se asomó a mi puerta, sacándome de mis pensamientos.

"Claro mamá, lo tengo todo aquí". Señalé mi mochila bien usada.

"Ve a despedirte de Phil, yo iré a arrancar el coche". Se dio la vuelta y bajó las escaleras.

Le eché un último vistazo a mi habitación y fui a despedirme, la verdad es que iba a echar de menos mi habitación. Era mi refugio seguro.

Me volví hacia la cocina y vi a Phil encorvado sobre la mesa con una cerveza en una mano y la cabeza en la otra, me miró mientras caminaba y me dedicó una sonrisa triste,

"No te preocupes por tu madre y por mí, estamos un poco tensos. Espero que sepas que siempre tendrás un hogar aquí con tu madre y conmigo, pase lo que pase. Eres un buen chico, Bells". Me dio un abrazo con un solo brazo mientras yo le devolvía el abrazo torpemente desde ese ángulo.

"Lo sé. Y gracias por cuidar de mí todos estos años. Te lo agradezco de verdad". murmuré con la cara roja.

Phil se rió entre dientes y me dio unas palmaditas en la cabeza: "Chica, has sido el adolescente menos problemático que he conocido, me ha dado más pena tu madre que tú. Ahora date prisa, ya sabes lo impaciente que es".

Le di un último abrazo y corrí hacia el coche antes de que mamá volara el ataúd.

Bueno, cuando digo correr, quiero decir tropezar un par de veces antes de caer 'graciosamente' en el coche.

El viaje fue tenso, así que supe mantener la boca cerrada hasta que llegamos al aeropuerto.

"Campanas espero que no-."

Corté a mi madre antes de que pudiera continuar: "Mamá, quiero quedarme con papá. Pura elección por mi parte. Y sí, sé que siempre habrá un hogar contigo y con Phil aquí, pero quiero estar con papá antes de irme a la universidad. Quién sabe, quizá haga un amigo allí".

Mamá sonrió y se rió: "Tendrías que salir de tu habitación, Bells, y hablar de verdad con la gente".

"Ugh, Que horror". Me estremecí melodramáticamente, aunque la sola idea de hablar con la gente me hacía subir la bilis a la garganta.

Mamá se echó a reír, pude ver cómo se le iba un poco la tensión. El resto del viaje fue tranquilo, cada uno perdido en sus propios pensamientos.

¿Qué me tenía preparado Forks?