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Habías tenido un entrenamiento junto al resto de tus hermanas valkirias, estaban al tanto de que, después de lo sucedido en el Ragnarok, necesitaban seguir mejorando sus habilidades físicas y divinas; por lo que, decidieron en conjunto, entrenar por lo menos una vez a la semana y, casualmente, se trataba del mismo día en el que tu pareja, Thor, regresaba junto a su padre para solventar cualquier conflicto en Asgard. Así que, entraste totalmente confiada a la habitación, estabas cubierta en sudor y decidida a tomar una bien merecido ducha caliente después de la paliza que habías recibido. Te quitaste la mayoría de la ropa, quedando únicamente en paños menores, estabas desabrochando tu sostén cuando escuchaste un fuerte golpe en la puerta principal, te giraste con el busto al aire para recibir a Thor entrando totalmente descuidado a la habitación, te miro al instante, adorando por completo tu grata bienvenida, pero sabiendo que había cometido un error al entrar sin tocar; después de todo, es tu casa. Te cubriste el pecho por inercia, exclamando su nombre cuando tu rostro se puso rojizo.
—¡Thor, eres un maldito simio descuidado! —te diste la vuelta, tratando de tomar tu blusa, pero, Thor sujetó tu muñeca y su otra mano te tomó por la cintura, casi asegurándose de que no huirías de él—. S-Suéltame.
Su respiración te golpeó en la parte posterior de tu cuello desnudo, un escalofrío te recorrió en el acto, el corazón te palpitaba como loco y no te moviste para nada; únicamente te mantenías expectante a su reacción. Tenían poco tiempo juntos, por supuesto que jamás te había visto desnuda antes, siempre cubres tu cuerpo con los largos vestidos de valkiria que te encanta usar; hasta este punto, Thor jamás había sentido tanta necesidad por tenerte desnuda sólo para él, totalmente indefensa y a su completo merced. Miró tu cuello con hambre, antes de depositar un suave beso en él; te sobresaltaste. Su agarre se apretó en tu muñeca.
—¿Por qué dejaría ir lo que me pertenece? —murmuró detrás de tu oído, la mano en tu cintura comenzó a recorrer tu abdomen hasta tocar la mano que intentaba cubrir tu busto con desesperación; gruñó antes de apretar con necesidad uno de tus suaves pechos—. Eres tan hermosa. ¿Cómo pudiste mantenerte oculta de mí por tanto tiempo?
Ahogaste un gemido, sujetando su mano entre la tuya, casi suplicando que parara, pero eso no era lo que en realidad querías.
—T-Thor, no... —te costó hablar, tratando de apartar su tacto de tu cuerpo—. Esperemos un poco más.
Como respuesta, sentiste su anatomía unirse por completo a la tuya, su firme y musculoso torso apretándose contra tu espalda desnuda; sentiste algo duro golpearte el trasero, Thor molió sus caderas contras las tuyas en un intento por hacerte caer en el deseo. Escuchaste su risa burlona.
—¿Esperar más tiempo? Por todos los cielos, t/n, quiero devorarte.
A pesar de que su relación tenía una semanas de haber comenzado y la mayoría del tiempo Thor se marchaba junto a su padre, también sentías una necesidad por llevar todo al siguiente nivel, no te importaban las consecuencias; no cuando Thor te giró y te miró a los ojos con sus orbes dorados ardiendo en oscuro deseo. Jadeaste cuando ambas manos se cerraron en tus pechos, apretando y acariciando tus pezones en un intento por estimularte y ponerte la mitad de caliente de lo que él estaba.
