CAPITULO 1

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—Vamos Madison, vete antes de que empiece a llorar— me decía mi madre abrazándome en la puerta de la residencia, donde iba a instalarme este nuevo año de universidad.

Mientras, mi hermana nos miraba con mala cara, pues llevábamos ya diez minutos para que mi madre se despidiera, ya en el coche había estado dándome una charla.

—Recuerda abrigarte, que en nada llegan las lluvias y el frio, y luego vienen los dolores de cabeza y resfriados— decía mi madre mientras me alejaba e iba directa hacia la puerta de la residencia.

Entré a la residencia y lo primero que vi fue una gran mesa con un ordenador y tras el a un joven chico moreno de ojos verdes.

—Eh, hola—le decía para llamar su atención ya que estaba pendiente a él movil —vengo nueva este año y me dijeron que tenía que pedirte aquí las llaves para entrar a mi piso— le dije algo distraída pues estaba mirando a mi alrededor.

—Hola, perdón no te había visto, estaba haciendo unas cosas en el móvil y no me di cuenta, dime tú nombre—me dijo el chico muy agradable.

—Madison Smith—le dije.

—Si, aquí estas, tu habitación es el número 22 en la segunda planta; cualquier cosa me puedes encontrar aquí o en mi habitación que es la número 1—me dijo mirando la pantalla del ordenador.

Cogí las llaves que el me daba y subí por el ascensor con todo mi equipaje.

La verdad, estaba algo nerviosa por mañana, que sería mi primer día de universidad.

En el instituto, no tenía muchos amigos, tan solo estaba mi grupo de tres en el que estábamos Emma, Dylan y yo; que eran mis mejores amigos. Solo que ahora cada uno se ha ido a una universidad distinta y nos hemos tenido que separar.

Resumiendo, estoy sola.

Llegué a el pasillo en el que se encontraba mi habitación y saqué las llaves de el bolsillo para abrir la puerta; cuando derrepente la abro y veo que no estoy sola.

—Hola, me dijeron que vendrías ahora— me decía una chica bastante ilusionada.

Era rubia y bastante guapa, tenía ojos azules, su primera impresión me había parecido muy buena.

—Perdon, pero, ¿y tú quien eres?—le pregunte confusa.

Pues, nadie me había avisado de que habría nadie en mi habitación.

—Soy tu compañera de piso, ¿nadie te había avisado?— me dijo ella extrañada.

—No sabía nada, pero, encantada— le dije sonriendole— Me llamó Madison, pero me puedes llamar Mads.

—Igualmente, yo Sarah—me dijo dedicándome una sonrisa a mí también.

Acababa de conocerle pero me sentía cómoda con ella a medida que íbamos hablando sobre nuestras familias y sobre nuestras vidas antes de venir aquí.

—¿Y tú que vas a estudiar?— me preguntó Sarah.

—Este año empezaré con derecho, me gustaría estudiar criminología y por lo que dicen no es nada fácil, asique estare aquí los tres años— le explicaba mientras deshacíamos nuestras maletas colocando las cosas en el armario correspondiente.

—Eso está bien, por cierto, no te he preguntado si te importaba dormir en esa cama, aunque son iguales pero te pregunto por si prefieres este lado, no me importaría cambiarme— me decía Sarah amablemente.

Pasaron dos horas entre que colocábamos todo y organizábamos todo lo de la universidad y nos caímos bastante bien.

—Oye, está noche he quedado con mi novio y amigos, ¿quieres venir con nosotros?— me decía mientras se ponía a mirar la ropa de su armario.

10 meses para enamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora