Capítulo 6

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El tiempo paso y el evento más esperado a llegado por fin, el solsticio de invierno. Termino de realizar mi recorrido del perímetro como todas las mañanas, antes de dirigirme a casa para prepararme para ir al restaurante, paso en aquel lugar donde seguido voy, no tiene nada de especial, pero es aquel lugar favorito donde me gusta ir para pensar de vez en cuando y también para recordarla, hoy se cumple un año más desde su partida, un año más sin ella a mi lado.

Aun siento el vacío en mi interior, no tan sofocante como los primeros años, pero si es constante, quizás con los años logre desaparecer, aunque lo dudo. Detengo mi paso en aquel prado lleno de flores y a lo cerca se escucha el rio correr, me doblo sombre mis rodillas e intento tomar grandes cantidades de aire para regular mi respiración, gotas caen sobre mis tenis, me duele el pecho tanto que se siente sofocante y no sé si sea por el clima tan frio y la velocidad en la que corría o el hecho de su aniversario.

Siempre la tengo en mi mente, su sonrisa, sus hermosas facciones, su personalidad, era la mujer perfecta. No me quedo mucho tiempo en el prado, me voy al rio y me enjuago un poco el rostro y me voy de nuevo al pueblo para iniciar mi día en el restaurante y con el vento del solsticio.

El día pasa un poco lento para mi gusto, todos empiezan a irse temprano para prepararse para el evento, inclusive Patricio y Ángel pondrán un pequeño puesto ambulante cerca de la plaza para que la gente pueda cenar. La verdad todo se pone muy bonito, aunque mi estado de ánimo este en los suelos debo admitir que cada año se lucen increíblemente, al poco tiempo el restaurante se queda vacío los últimos en salir es Patricio y Ángel con los ingredientes como la comida precocinada para el evento, se van a sus casas para bañarse y arreglarse para más tarde.

Termino de realizar las cotizaciones, inclusive auditoria del almacén para realizar el pedido de la siguiente semana, a esta hora ya no sé qué más realizar, termine de hacer todo lo pendiente. Aunque le dé más vueltas hoy de antemano sabría que sería un día pesado, mientras todos están de fiesta por el solsticio recibiendo a los turistas y locales uno se está hundiendo en su miseria por el luto.

Escucho a lo lejos al ruido del festival de la gente alegre caminar, reírse y gritar, trato de despejar mi mente de la miseria en la que me encuentro y al final decido asistir al evento, pasar un par de horas antes de irme a descansar.

Camino por las calles con la gente risueña y me parece tan ajena su felicidad, iré solo un momento con Ángel y Patricio para ayudarles con los clientes; cuando me acerco veo una gran fila de los clientes, me pongo manos a la obra en ayudarles y poco a poco la fila va disminuyendo. Para cuando acuerdo ya ha pasado más de una hora, me despido de ellos deseándoles una bonita velada y decido dar una vuelta a toda la plaza y los locales alrededor antes de irme a descansar.

Me entretengo con los espectáculos de alrededor, los locales de juegos de azar, las obras de títeres, obras de teatro, el pueblo se divierte sumamente y con tanta felicidad se contagia un poco a mi cuerpo, cosa que agradezco enormemente, al final no fue mala idea asistir un rato; me reconforto un poco el corazón.

Al finalizar mi recorrido por toda la plaza me encamino hacia mi casa, deje mi camioneta en mi casa para hacer un poco de ejercicio hoy, no avanzo mucho cuando veo a lo lejos sentada en una jardinera una pequeña mujer y conforme voy acercándome escucho sus sollozos, y cuando estoy a unos metros me llega su olor, es Valeria.

Debo tomar une decisión, si hacer caso omiso o de plano acercarme para ver cómo se encuentra, estando tan cerca de ella al final mi corazón de pollo gana.

Voy disminuyendo mis pasos, me aclaro un poco la garganta para hacer alusión de que ya no está sola, así como me escucha de inmediato se seca sus lágrimas con el torso de sus muñecas, se sorbe la nariz disimuladamente, levanta su vista y me observa llegar.

-Yo solo...

- ¿Te pasó algo? ¿Alguien te hizo daño? - mi cabeza empieza a dar vueltas y Valeria me interrumpe.

-Perdón debo parecer patética llorando mientras a un par de calles todos están tan alegres. – trata de disimular su tristeza con una sonrisa, pero sus ojos reflejan otro sentimiento a su rostro.

-No de hecho no, a cada uno le llega el solsticio de diferente manera, algunos son días de felicidad mientras otro son días para recordar de aquello que se nos fue arrebatado. – y veo una luz fugaz en sus ojos como recordando viejos tiempos.

-De aquello que jamás regresará, por más anhelo que tengamos siempre se quedará aquel vacío en el interior. – me quedo sin palabras a sus pensamientos, es como si sintiera lo que yo precisamente siento en mi pecho y me surge una duda.

-Has perdido a alguien cercano? - pregunto curiosamente

-He perdido todo, he perdido a las personas más valiosas que he tenido en mi vida. – dice melancólicamente, con la voz temblorosa, está conteniendo sus emociones para no quebrarse.

-Si los perdiste recientemente, con el tiempo se vuelve más llevadero, aunque el vacío no desaparece. – logro decirle, seria mentira que desaparece el dolor con el tiempo porque sería mentir, pero si se vuelve más llevadero con el paso de los años.

-Espero no hundirme más de lo que ya estoy... -Sin poder evitar las palabras salen de mi boca antes de detenerlas.

-Cuando te sientas así, no dudes en decirme te prestare mi hombro o un pañuelo para las lágrimas. – lo dicho, dicho esta.

-Gracias quizás algún día te tome la palabra, mientras iré al pueblo a distraerme un poco más antes de irme a descansar, que descanse señor Alonso. – veo cómo va avanzando hacia el ruido del pueblo.

-Descanse Valeria- susurro ya cuando ha avanzado un buen tramo, mientras me encamino fuera de las risas, música, lleno de colores, luces y mientras camino a mi casa se siente el viento correr y sé que este año será uno frio donde esperemos que caiga nieve. 




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