es solo el inicio

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—Es una maldita mansión, princesa —la voz gutural de Billy golpea sus oídos, el aliento cálido de Billy logra golpear su nuca cuando Steve para en seco por la gran observación, rueda los ojos y pretende que la voz del otro logre sacarlo de sus casillas— cuando pensé que iba a ser una jodida mansión no me imaginé que lo sería tan grande.

—No es una mansión, Hargrove —Steve intenta no rechinar los dientes ante tal comentario y avienta por ahí en algún punto del pasillo de la entrada una pequeña pero muy pesada maleta.

—Oh, sí que lo es princesa —Billy golpea con su hombro el de Steve, lo intenta provocar y lo sabe por qué lo ha estado provocando por una hora y cuarenta y cinco minutos desde que salieron de aquel lejano hospital— tu castillo es jodidamente tú.

Steve entre cierra los ojos intentando descifrar si eso es un maldito halago o una ofensa. Un poco de ambos decide.

—¿Te vas a quedar ahí viéndome?

Steve rueda los ojos y pone sus manos en su cadera muy casual. No puede creer que el imbécil de Billy Hargrove esté justo frente a él tan diferente a como lo recuerda. Cabello corto y un poco castaño, camisa abierta con una venda en su delgado torso, ahora que lo nota está mucho más delgado de lo que recuerda, pero con esos ojos azules brillando con intensidad. Divertidos. Profundos. Enigmáticos.

—Cierra la boca —murmura Steve para dejar la puerta abierta y volver a tomar la maldita maleta y arrastrarla hasta el sillón en el que Billy se recuesta— y baja tus sucios pies de mi mesa.

Billy ríe. Una carcajada divertida y genuinamente escandalosa.

Steve intenta parecer serio y que en serio el gesto no lo haya tomado desprevenido y causado algo.

—Princesa, tienes gente que limpia —Billy es obvio y descarado.

—Idiota —murmura Steve— la habitación que tomaras es la de a lado de la mía. Puedes subir tus cosas no soy tu sirvienta.

Billy ríe nuevamente con más sorna y su estúpida lengua pasando por sus labios. Oh, Steve dirige su mirada a otro punto en la su cómoda y lujosa sala, es completamente consciente de lo que hace.

—¿Es una propuesta? —Billy encarna la ceja, existe un doble sentido que hace estremecer a Steve.

A los ojos de Steve, Billy Hargrove no parece recién salido del hospital y tampoco se ve acongojado por su "nueva" vida.

—Estoy segura que es una invitación —Robin aparece con aquel tono tan sarcástico que hace rodar los ojos a Steve, una cosa es Robin y otra Robin y Billy.

Una combinación que definitivamente lo hace pensar.

—Dijiste que ayudarías —se queja Steve, aún duele su hombro de la maleta de Billy y su cartera otro poco.

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⏰ Última actualización: May 30 ⏰

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