Capitulo 1

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Todos conocían la leyenda del rey Jeon, un tirano que haría todo por tener poder, malévolo y astuto como un zorro. Un verdadero líder que puede encaminar a todo un ejército a la ansiada gloria.

Un hombre que puede estar con tantas mujeres desee, o incluso hombres. Nadie podría resistirse ante un hombre como él; Jimin, sin embargo, pensaba que el rey era un…

Un…

¡Maldito estúpido!

Mi cuchillo cayó directamente en la carne que preparaba con tanto esmeró cortándolo a la mitad. La comunidad no estaba feliz de la llegada al trono del rey.

¡Ellos estaban extasiados!, porque tan pronto la mano del rey tocó la ley, todos y cada uno de los más famosos asesinos del pueblo fueron asesinados. Jimin odiaba decirlo pero realmente apreciaba las comidas sociales que tenía con esos imbéciles.

Suspiro picando la carne, ahora solo era cuestión de tiempo en que el rey lo tenga en la mira. Echo la carne en una olla regando unas pizcas de especias traídas de Tailandia. Las burbujas se hacían notar en la olla denotando el calor de la misma.

-.¡Mierda!, lo había olvidado, no puse la segunda carne.-Maldijo, encaminado a dónde guardaba las guarniciones.

Dios tendría piedad de él, ¡debe tenerla!, ha vivido toda su vida dando a los necesitados una moneda, la mayoría de sus empleados eran de cuna humilde y…

Una sonrisa se instaló en sus labios buscando una llave dentro de su mandil. El se encargaba de desechar la basura que dios dejaba caer en el mundo. Esas pequeñas bestias depravadas que se escapaban de sus manos como un pequeño Lucifer.

¡Oh, pero por supuesto que él no es uno de ellos!, no podrían llamarlo así después de todas las buenas acciones que ha hecho; Encontró la llave en su bolsillo derecho y la metió en la cerradura mientras seguía vacilando.

Tal vez, solo tal vez, el rey nunca me encuentre. Pensó, tarareando mientras abría las puertas de la bodega.

¡Dios estaba de su-

-.¡A-Auxilio!, ¡Po-Porfavor! .-Gritó uno de los hombres que se encontraban colgados de cabeza como cerdos.

Un lamento en conjunto comenzó a resonar en todo el almacén. Cada uno de los hombres colgados solo podían sollozar ante su inminente destino. La sonrisa en el rostro de Jimin desapareció de inmediato.

-.¡Idiota de mierda!, ¿Cómo te atreves a interrumpir el monólogo del héroe?.-Farfullo con desagrado caminando a zancadas hasta el hombre que no era más que un manojo de nervios sollozantes.

-De-Dejame ir…por favor…suéltame.-Lloro, sin las fuerzas suficientes como para poder tratar de luchar.- ¡Tengo una hija!, ¡Y una esposa!, ¡Porfavor!

La ira de Jimin se esfumó, solo pudo sonreír mientras tomaba el rostro del hombre y le aplastaba sus mejillas escuálidas.

-.¿Una hija y una esposa?...aww, pobre hombre, realmente ellas te necesitan, ¿No?.-Murmullo infantilmente acercando sus labios a su oído.- ¿No son a las mismas que golpeabas estando ebrio?, ya sabes, incluso le quitas el dinero a tu hija para comprar alcohol…

Su sonrisa no desapareció aún si su sollozo se volvía más ruidoso, animando a los demás a seguir con el lamento de la misma manera. Jimin solo rió, levantándose y buscando su cuchillo de carnicero.

-.¡Oh pero tonto!, todavía no he cumplido mi cometido!.-Se sonrojo avergonzado.- Y creo que tengo al indicado para esto.-Murmuro observando al hombre que seguía llorando descontrolado.

-.¡No!, ¡Porfavor no!, ¡Ya no las las-lastimare!.-Rogó, sin embargo no pudo evitar su destino siendo observado por todos los demás como un amable recordatorio de lo que les terminaría sucediendo a cada uno de ellos.

¡Un plato para el rey! (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora