Capítulo 1

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El Sol colmaba la sala de estar de mi departamento mientras Meredith, mi gata, acechaba a unos pájaritos volando, libres, desde la ventana. Mientras mi cabeza deambulaba preguntándose qué se sentiría ser así de libre, tomé los últimos sorbos de mi café, terminé de preparar mi bolso, me cambié y partí hacía la universidad.
A pesar de ser un día soleado, la brisa matutina se hacía presente, así qué decidí colocarme un sweeter oversize a modo de vestido con mi par de botas favorito.

A pesar de ser un día soleado, la brisa matutina se hacía presente, así qué decidí colocarme un sweeter oversize a modo de vestido con mi par de botas favorito

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Eran mediados de Agosto y había comenzado mi último año del Doctorado en Letras. Lo qué más me emocionaba del año académico era conseguir la pasantía en el British Museum de Londres, entregada cada año al alumno/a con mejor promedio, y había pasado los últimos 4 años trabajando demasiado duro para conseguirlo.

Cómo de costumbre, llegué con casi 20 minutos de anticipación así qué me dirigí hacía la cafetería del campus.
Estaba terminando de pedir mi Café Irlandés cuándo las puertas de la cafetería se abrieron de par a par. Un duo de altos, atléticos y extremadamente ruidosos idiotas entró alborotando la paz qué siempre encontraba ahí, uno de mis lugares favoritos en la NYU.

Ya con mi café, me dirigí hacía la puerta e intenté esquivar al duo que estaba jugando como niños en cuerpos demasiado desproporcionados para el nivel de madurez qué manejaban, pero fué en vano

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Ya con mi café, me dirigí hacía la puerta e intenté esquivar al duo que estaba jugando como niños en cuerpos demasiado desproporcionados para el nivel de madurez qué manejaban, pero fué en vano. El más alto me impactó, haciéndome volcar un poco de mi café sobre mi vestido.

-Perrrfecto, lo qué necesitaba mi sweeter nuevo- exclamé enojada.
+Uh, perdón, no te ví. Bueno, es solo una mancha, no la gran cosa - dijo despreocupado y sin casi mirarme.

Frustrada ante la actitud del "caballero", salí de la cafetería y fuí hasta el aula qué me tocaba, la 22. Me senté en el primer banco del lado izquierdo, para qué nada me interrumpiera. Está materia era fundamental, era la qué otorgaba la pasantía para el British Museum: Historia del Arte, y a pesar de ser optativa para mí carrera tenía el objetivo qué tanto anhelaba.

-Buenos días, soy el profesor Collins y seré el encargado de enseñarles la hermosa, turbulenta y a veces confusa Historia del Arte durante todo este cuatrimestre. Por favor les pid...

La entrada estrepitosa y llamativa de algunos alumnos interrumpió al profesor. Eran las siempre reconocidas y coquetas Morgan y Fiona, no sé cómo habían llegado tan lejos en la carrera, y atrás de ellas mi pesadilla: el dúo problemático de la cafetería.

-Bienvenidos, pido más silencio al entrar la próxima vez, por favor. Como estaba diciendo, les pido qué coloquen su nombre en esta hoja, así confirman su asistencia.

La hoja recorrió los bancos, aunque no de una manera muy organizada. Al llegar mi turno escribo el mío al final de la hoja: Taylor Swift.
Me levanté para entregarle la hoja al profesor pero un grito me detuvo

-Rubia, faltamos nosotros
+ ¿Podrías llevársela? - preguntó el profesor

Asentí y fingiendo felicidad, le llevé la hoja.

-Hola, chica café -dijo y al leer la hoja agregó- ¿O debería decir Taylor Swift? Qué nombre raro para una mujer, debo decir.
+¿Siempre eres tan irritante o decidiste serlo después de volcarme mi café?-murmuré furiosa
-O tal vez solo eres una amargada y gruñona. Travis Kelce, mucho gusto -me estiró la mano y sonrió

Antes de que siquiera completara la oración, me di la vuelta y volví a mi asiento.
La clase siguió su curso normal aunque varías veces fué interrumpida por Travis, pareciera qué siempre tiene algo para decir lo suficientemente alto para qué todo el aula escuche.

Alquimia tortuosa: de Manuscritos y EstatuasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora