Capítulo 2 "¿Por qué no recuerdo nada?"

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Salí del local mientras escuchaba la voz de Judith. Quise verla porque me hacía falta su amistad, mas no porque quisera recordar lo sucedido de esa noche tan fatídica. Me ponía de mal humor que ella quisiera revivir el pasado. Di grandes zancadas hasta llegar a la parada de autobuses. No es que estuviera huyendo de Judith, sino que ella debía entenderme, ponerse en mi lugar y dejarme tranquila.

—¡América! —Judith me sujetó por el brazo haciendo que me volteara—. Ángelo no era el asesino. La policía se equivocó. Claire, Jose, Darien, hasta tú vieron cuando el asesino llegó a la fiesta. Y Ángelo estaba con ustedes. Quizá tú no lo recuerdas, pero los chicos sí —explicó rápidamente—. Y Nick, a mí nunca me dio buena espina, yo no quiero pensar mal, pero, ¿qué hacía él en la fábrica? Además, tampoco me como ese cuento de Candace, menos después de que simplemente desapareciera y nunca más supiéramos de ella.

—Yo recuerdo a Ángelo asesinando a uno de los miembros del grupo que entró a robar. Para mí eso es más que suficiente —dije soltándome de un solo tirón—. No quiero hablar más del tema, si tú insistes, entonces es mejor que te devuelvas, porque yo tengo una nueva vida, y no permitiré que tú la arruines con comentarios mal intencionados.

Fue lo último que dije antes de subir al autobús. Extrañaba a los chicos, pero por este mismo motivo había decidido no buscarlos. Ellos querían hablar sobre esa noche, y yo no. No quería volver atrás, ahora quería simplemente vivir mi presente.

Cuando llegué a casa, eran las cuatro de la tarde. Mamá se encontraba llorando en la cocina. Ella al verme me abrazó.

—¿Qué pasó, madre?

—Los médicos dijeron que lo mejor era desconectar a tu hermano.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Ha pasado bastante tiempo ya y él no ha mostrado mejoría. Solo fue una sugerencia, pero yo guardo la esperanza de que él abra los ojos —dijo entre sollozos.

Me separé de ella y limpié sus lágrimas.

—Mamá, Mich despertará y después esto será solo un mal recuerdo. Verás que así será. No te mortifiques. —Sostuve sus manos—. Él es fuerte.

—Sí, lo sé. Uno de los médicos propuso hacerle una serie de exámenes. Dice que Michael puede despertar en cualquier momento porque él ha visto casos muy similares, que no se dará por vencido.

—¿Ves? No todo es malo. Si él dijo todo eso, es porque aún hay esperanza de que despierte —susurré abrazándola—. Tranquila, mamá, todo saldrá bien. Pronto mi hermano estará con nosotras.

—Créeme que eso es lo que más deseo.

Cuando ya se tranquilizó, la ayudé a preparar una tarta de manzana para los vecinos. Mamá había ofrecido sus servicios culinarios obteniendo así otra entrada de dinero. Horas más tarde llegó Nick, se veía un poco molesto. Quizá se debía a que no le había contestado el teléfono. Mamá dijo que nos fuéramos a conversar a la sala mientras ella preparaba la cena.

—¿Pasó algo con tu hermano?  Pregunto porque esta mañana encontré la nota de la señora Lorraine.

—Le harán más exámenes a Mich.

—¿Hay posibilidad de que despierte? —preguntó con interés.

—No lo sé, eso es lo que todos queremos —expresé llevándome las manos a la cara—. Yo quiero que él despierte, necesito a Mich conmigo —hablé con la voz quebrada.

—Hey, tranquila. —Nick se acercó y me rodeó con sus brazos—. Todo estará bien. Mírame. —Hice lo que me pidió—. Piensa de forma positiva, hermosa. Ahora dame una sonrisa.

Sangrienta obsesión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora