1. La canción.

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Cerró la libreta con fuerza mientras soltaba un quejido ahogado, dejándose caer de espaldas sobre la amplia cama sobre la que estaba acostado. Nada, absolutamente nada. Hace meses que Juanjo no podía crear ni siquiera un simple verso que sirviera para una canción.

Estaba desesperado, su mánager estaba desesperado, sus fans estaban desesperadas y la maldita discográfica estaba desesperada. Esta última estaba, además, furiosa.

La gira de su último disco había terminado hace un año, con la promesa de un nuevo discos y de muchos más conciertos por venir Juanjo se había bajado de su último escenario, pero la música nunca vino. La prensa ya empezaba a hablar sobre una supuesta caída en su carrera musical y el aragonés no podía hacer nada para negarlo porque la inspiración había decidido hacer las maletas e irse sin ninguna explicación.

Y para él, que había aprendido a expresarse a través de canciones casi de forma simultánea a aprender a hablar, estaba siendo muy difícil.

Cualquiera diría que después de la mediática y conflictiva ruptura de la que había sido protagonista 8 meses atrás le habría dado para un disco entero. Sin embargo, fue todo lo contrario. Fiestas, rollos esporádicos, demasiado alcohol, rumores que él hubiera preferido que fueran falsos y no lo fueron y rumores que desearía que fueran ciertos y tampoco lo fueron. Era demasiado... ruido. Y Juanjo no podía escribir entre tanto ruido.

El teléfono sonó escandalosamente a su lado y Juanjo se dedicó a tantear la cama con los ojos aún cerrados hasta que dio con él.

— Hola – respondió sin siquiera saber quién era, tampoco es que le importase mucho.

— Juanjo tenemos reunión esta tarde en la discográfica.

Era Paul, su mánager, aunque a esa altura era también uno de sus mejores amigos. Llevaban juntos desde que Juanjo explotó a la fama con su primer single y, su ahora discográfica, no dudó ni un segundo en hacerlo firmar un contrato por años.

— ¿Para qué quieren una reunión? – su tono era una mezcla entre resignación y confusión, la discográfica llevaba meses insistiéndole en que necesitaba sacar nueva música, pero nunca lo habían llamado para hablar de forma directa.

— Es... no te va a gustar lo que tienen para proponerte – Paul habló despacio, cómo si estuviera hablando con un animal herido y tuviese miedo de que, al más mínimo movimiento, este huyera.

Resopló.

— Paul, al grano. – ya ni siquiera estaba en su cama, el suelo amenazaba con hacer un agujero bajo sus pies si sigue caminando en el mismo círculo por mucho tiempo más. Se pasó la mano por la cara en un claro signo de desesperación, estaba cansado y sólo eran las 10 de la mañana.

— Bea encontró por internet la canción de un chiquillo que es simplemente maravillosa, estuvo investigando sobre él en sus redes sociales y parece que llegó a Madrid hace unos meses desde Getxo para iniciar una carrera. – Juanjo creyó entender por dónde estaba yendo la conversación y no estaba para nada contento – Lo comentó con los jefes, quieren hacerle una propuesta.

— ¿Y por qué quieren hablar conmigo sobre su nueva promesa musical? – sabía que no era eso lo que su amigo estaba tratando de decir, pero jugó al despiste para obligarlo a ser claro.

— Juanjo. – había cansancio en su voz también. Juanjo se sintió culpable por lo complicado que estaba siendo tratar con él desde hace meses. – quieren proponerle que escriba para ti.

Ahí estaba. La discográfica ya le había advertido, si él no podía hacerlo iban a encontrar alguien que lo hiciera por él. Juanjo no quería eso, su música siempre fue una forma de plasmar su historia, de dejarse conocer. Sus fans lo seguían por eso, no quería mentirles, no se lo merecían.

peaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora