11. Víbora

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Entró a la habitación de los chicos, hecha una furia, con sus almohadas y cobijas bajo el brazo. Los hombres en la habitación detuvieron sus masculinas actividades y la miraron. Era amiga de todos, y no era una sorpresa tenerla en los dormitorios masculinos para su dosis diaria de desastre adolescente, pero ya era muy tarde, y TN no traía su actitud habitual.

Estaba muy enojada. Había una mocosa que no paraba de despotricar de su casa, y estaba harta de escucharla y que nadie hiciera nada. Solía tener paciencia, pero ya llevaba dos semanas de esa manera y le era demasiado agotador escucharla. Un par de veces le había dicho amablemente que podía mantener sus comentarios para sí misma, pero ella no paraba y la mandaba a comer pasto diciendo alguna tontería sobre que era de Gryffinfor, y, por lo tanto, inferior a ella.

Cada vez que hacía eso, respiraba profundamente y se convencía de que era solo una niña y debía ser la persona más grande ya que era un par de años mayor que ella, pero eso no evitaba su frustración, rabia y cansancio.

-Con permiso, voy a dormir aquí hoy-dijo, lanzando con rabia su sabana y almohada al suelo, al lado de la cama de Ron.

-Espera, ¿qué?-soltó Harry, sorprendido-. ¿Por qué?

-Hay una maldita niñata de primero que me tiene hasta los huevos-explicó, acomodando su cama improvisada-. Esta duro y dale desde que inició el año escolar con que quiere ser Slytherin y que esa debe ser su verdadera casa porque "todos ustedes son unos estúpidos que no hacen nada bien"-mofó, imitando su irritante voz chillona-. No la aguanto. Y me niego a que me castiguen por gritarle, ¡ja! No. Yo soy una persona civilizada. Pero si sigo escuchándola, voy a tirarla por la maldita ventana. Me estresa.

-Vale, vale, tranquila-intentó calmar el de la cicatriz-. ¿Y por qué no vas a otra habitación de chicas?

-¿Necesitas que te recuerde que la mayoría de las chicas me odian por obra y gracia de nuestro señor Jesucristo?-levantó una ceja-. Gryffindor aún tiene ciertos prejuicios y rechazo a personas de su misma casa, y las muchas chicas lamentablemente crecen con la idea de que el resto somos sus rivales. Aquí dentro hay mucha rivalidad, aunque intentemos hacer como que no es así-explicó, con un suspiro-. Pero si les molesta, puedo ir a dormir a la sala común.

-No, está bien, quédate-aceptó Neville-. Pero ¿dónde vas a dormir?

-El suelo está bien.

-¿Cómo que en el suelo?-preguntó Ron, sorprendido.

-Tranquilo, estoy acostumbrada-aseguró-. En casa, cuando veo la TV con mi madre, suelo echarme en el suelo y quedarme dormida, así que estaré bien. Ya vine a invadir su habitación, no quiero invadir sus camas también.

...

Todos se fueron a la cama, despidiéndose hasta la mañana siguiente. Poco pasó para que los ronquidos empezaran a escucharse, pero él no podía dormir. Se asomó al suelo, viendo el cuerpo durmiente de su compañera y amiga en el piso, cubierta con su cobija y abrazando una almohada. No se sentía correcto dejarla dormir en el suelo, y se sentía mala persona por dejarla ahí.

Ella era de sus mejores amigas, y había estado para él en muchas ocasiones, sacrificando cosas para acompañarlo y ayudarlo. Lo mínimo que podía hacer, como buen amigo, era hacer lo mismo, ¿no? Un pedazo de su cama no era un gran sacrificio. Él cabía perfectamente en el otro.

Suspiró y se levantó cuidadosamente, dirigiéndose a su amiga para destaparla con cautela, dejando su cobija en la cama. Su cuerpo estaba doblado y acurrucadito alrededor de la almohada. Tragó saliva, y la hizo soltar la almohada para poder cargarla. Cuando empezó a despegarla del suelo, ella abrió un poco los ojos.

Harry Potter y las tonterías de TN || Harry Potter Donde viven las historias. Descúbrelo ahora