Capítulo uno

71 2 0
                                    

- ¿Alguna vez has lidiado con niños? -preguntó el Santo de Piscis

- ¿Qué? ¿De qué demonios estás hablando? - contestó su amigo Deathmask.

-Mira, para hacer corto el relato solo diré que tengo una cita este fin de semana con un hombre que es... padre soltero- mientras hablaba no podía evitar arrastrar las palabras como si le costara admitir un crimen imperdonable.

-Ah no, ni hablar, no te vas a escapar de esta, tienes que contarme todo lo que pasa sino no te entiendo. - No podía ocultar su cara de sorpresa y felicidad al saber que pronto descubriría que era lo que atormentaba a su amigo.

Afrodita arrugó la cara y giro los ojos, anticipando que se había metido en una situación que se le hacía imposible de escapar por lo que no le quedó de otra que pensar rápido las palabras que le iba a decir a Deathmask para no quedar tan mal parado en su historia.

-Bien, resulta que hace unos días, regresando de una misión, me percaté que tenía el casco de mi armadura en mal estado, así que fui donde Mu para que me lo arreglara y al llegar vi que conversaba con un hombre. Le di una ojeada rápida y supe que era un Santo de Plata y además se veía atractivo. Ese día solo saludé y cuando me quedé a solas con Mu le pregunté por él y me dijo que se llama Daidalos, es el Santo de Cefeo y lo conoce porque ambos fueron alumnos del Patriarca. Me quedó una impresión buena de él así que los siguientes días buscaba escusas para ir al taller a ver si lo volvía a ver, así fue y aproveché para conversar y me di cuenta que cada vez se me hacía más interesante y atractivo hasta el día de ayer que me propuso cenar en su casa y yo le acepté, ahí fue cuando me dijo que vivía con dos estudiantes suyas a las cuales considera como sus hijas.

- ¿Y ya te acostaste con él?

-No

- ¿Me estás jodiendo?

-No todo se trata de sexo ¿Sabes?

-Suponía que, si te estás tomando las molestias para conocer a sus dos gremlins, era porque mínimo el sexo era tan fantástico que valía la pena el suplicio.

-Pues no, simplemente pasó lo de la cena, no le des muchas vueltas.

-El que le está dando muchas vueltas eres tú, relájate solo son niños, mándalos a dormir temprano y luego haces travesuras con el papá.

-Como me arrepiento de contarte esto.


Mientras tanto en la isla de Andrómeda, un padre de familia ayudaba a sus dos niñas a prepararse para dormir...


-Niñas ¿Qué opinan de la idea que yo invite a cenar a alguien con nosotros este fin de semana? - preguntó Daidalos.

-¿Es linda? O ¿Lindo? - le devolvió la pregunta Shaun, una niña de seis años.

- ¿Va a quedarse a vivir con nosotros? Porque la verdad no tenemos mucha comida y temo que se nos acabe muy rápido. - contestó la pequeña June de nueve años mientras terminaba de cepillarse los dientes.

-No, no se va a quedar a vivir con nosotros, solo es una cena... y es un hombre.

-OHHHHHH- dijeron al unísono las niñas.

-No te preocupes papá, lo puedes invitar, nos portaremos bien- dijo Shaun.

-Sí, no te avergonzaremos-mencionó June con una amplia sonrisa.

-Ok, puedo contar con que será un lindo día, que descansen. - se despidió Daidalos dándole un beso en la frente a cada una.


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 28, 2024 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

A orillas del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora