#02 Parte 10

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─ ¿Qué haces ahí, Jung Se-hyung?

Tan pronto como abrió la puerta, vio a Se-hyung parado frente al baño, con una pierna levantada, rígido como un espantapájaros. Seonyong lo miró de reojo y negó con la cabeza antes de responder.

─ Se convirtió en una estatua esperando por ti.

─ Qué tontería. Aquí, toma esto.

─ ¿Eh? ¿Qué es esto...? ¡Wow, también trajiste udon?

─ Sí. ¿Lo hice bien, verdad?

─ Eres el mejor, amo. Te quiero. Pero, ¿y los limones?

─ Voy a salir un momento. Tengo que devolverlos al vecino.

─ ¿Eso? ¿De verdad?

─ No es un regalo de mudanza. El vecino los dejó caer.

Yeowoon le pasó toda la comida empaquetada a Seonyong y salió de nuevo. Dejó la puerta entreabierta y fue al apartamento de al lado. Tocó el timbre y, poco después, escuchó movimientos y el sonido de la cerradura abriéndose.

─ ¡Hola!

─ ¡Aaah!

Apenas vio el rostro del hombre a través de la puerta entreabierta, Yeowoon metió el pie en el hueco para evitar que cerrara la puerta en su cara. El hombre, sorprendido, cayó de espaldas. Yeowoon recordó que la primera vez también se había asustado y caído de esa manera, lo cual le pareció gracioso. El hombre apuntó con el dedo hacia Yeowoon y le gritó enojado.

─ ¡Voy a denunciarte por allanamiento! ¡He puesto cámaras de seguridad en el pasillo por tu culpa!

─ ¿Allanamiento?

─ ...¡Sí!

─ Aún no he entrado.

Ante la respuesta tranquila de Yeowoon, el hombre frunció el ceño, pero parecía entender. Sin saber qué decir, simplemente murmuró para sí mismo. Yeowoon abrió más la puerta y se agachó al nivel de los ojos del hombre caído. El hombre lo miró con enojo y luego preguntó.

─ ...¿Eres tú?

─ ¿Eh?

─ ¿Fuiste tú quien envió mi boleta de calificaciones a mi casa?

«¿Boleta de calificaciones?»

─ Por tu culpa, mi mamá me regañó y me quitó todas mis tarjetas. Es realmente molesto. ¿Cómo conseguiste mi boleta y mi dirección? ¿Acaso vas a mi misma universidad?

El hecho de que mencionara las calificaciones indicaba que era universitario. Aunque se conocían, Yeowoon no sabía que él vivía allí, así que negó con la cabeza. Sin embargo, el vecino suspiró audiblemente mientras lo miraba fijamente.

─ ¿Por qué continúas siguiendome? Dame una razón.

─ No te he seguido...

─ Desde el cibercafé no has dejado de seguirme, ¡tú! ¿Qué quieres de mí? ¿Dinero? ¿Atención? Busca atención en otro lado, y si es dinero, te lo daré, pero no vuelvas a buscarme.

Con su tono agresivo y su expresión feroz, cuanto más hablaba el hombre, más pequeño se sentía Yeowoon. Por alguna razón, cada vez que se paraba frente a él, su corazón se encogía como un grano de arroz. Quizás era por la primera impresión que había tenido de él.

─ ... Me mudé al apartamento de al lado.

─ ¿Qué?

─ Al 902. Me mudé.

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