En los resplandecientes rascacielos de Seúl, dos demonios de miradas felinas acechan en la noche, hambrientos de acción y deseo. Desde el cielo, uno de ellos observa con desdén la humanidad decadente, buscando algo diferente . Sus caminos coinciden...
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Lejos desde los más altos edificios de la gran Seúl, una mirada felina paseaba buscando a la próxima presa de esa noche, no había nada interesante que sus ojos pudiesen captar a simple vista, esa noche su energía y su cuerpo necesitaban algo de alimento y de acción, pero aún si su vista no captará nada aún, su noche tenía algo interesante preparado para ellos.
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En otro extremo de la ciudad un par de ojos aburridosobservaban el pasar de las horas lentamente, mientras contemplaba las másgrandes estrellas en el cielo, observando con desagrado los estragos que lahumanidad había tenido en ese hermoso jardín que alguna vez hábito, cansado deforzar su vista para observar a través de las grandes nubes grises en el cielo,poso su mirada en la gran Seúl, miles de luces adornaban esa estrellada noche,carros en un ir y venir interminable y personas por doquier, simples y repugnantes personas, nada mucho más interesante que los grandes placeres quele ofrecía el Edén, donde solamente tenía que tronar sus dedos para tener interminables momentos de placer y extravagancia.
Pero algo en esa noche le hacía sentir que algo sería diferente a lo que estaba acostumbrado.
-Esa noche, en la penumbra de la oscuridad, el cielo fue testigo de cómo dos demonios fijaron su vista en una sola y única presa, posando los más oscuros deseos y pensamientos sobre ella, y ambos demonios jurarían que escucharon el rugir del cielo cuándo amabas mentes aceptaron el profundo deseo que su cuerpo y mente emanaron hacia aquel peli rubio en el que fijaron la vista, su rumbo esa noche estaba fijo, y ni siquiera el rugir del más temido en las tinieblas y en el cielo sería impedimento para que esa noche ellos obtuvieran esa linda presa.
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- Su noche definitivamente estaba arruinada, nada de lo que hubiera podido pensar o hacer la hubiese mejorado sin duda, Lee Mino tenía lahabilidad de convertir sus mejores noches en sus peores pesadillas, y estaba más que seguro de que esa noche terminaría con él, porque el arruinar momentos cualquiera lo podría permitir, pero arruinar la noche de su cumpleaños, cuándo bebía hasta olvidar todo y sin pensar, eso no se lo podía permitir.
Así es cómo había llegado a este punto, dónde en un estrecho callejón discutía con un imbécil que creía tener derecho sobre su vida y decisiones, que equivocado estaba, las palabras se convirtieron en gritos, la agresividad reinaba en medio de la oscura noche.
Un par de palabras y el tipo estaba descontrolado, pero para Park Jimin no era nada que un pequeño golpe no solucionará, él se lo había advertido, su paciencia y sus límites eran intocables, y él había rebasado ambos.
-No quiero saber de ti más nada, y si vuelves a posar tus miserables ojos sobre mí, no dudaré en demostrarte porque dicen por ahí que Kitty Gang es el suficiente castigo para los miserables como tú - había terminado diciendo para después irse del oscuro lugar-.
Para Park Jimin, las noticias sobre él y su legendario personaje eran una más, chismes que iban y venían, pero lo único cierto y sabido es que ninguna de sus víctimas había sido inocente ni mucho menos tuvo vida para contar si dichos chismes tenían algo de veracidad.
Lo que no sabía era que algo en esa noche sería diferente, el destino tenía preparado algo para él.
Mientras que, desde la enorme oscuridad de esa noche, un par de ojos observaban con detenimiento sus elegantes movimientos, nuestro - exclamaron los demonios, con una mirada voraz -.
