Angel of Love.

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Bajar al reino de los humanos suele estar condenado por los dioses, se supone que sus ángeles no deberían bajar, puesto a que están en el paraíso, ¿quién querría irse?, vamos, es el maldito paraíso, y tienes el cargo de un ángel.

El castigo por ésta traición, era condenarlos a vivir con los humanos, ser uno de ellos, simples mortales inferiores con vidas cortas y "aburridas". El terror para muchos angeles, pero para Quackity, solo era un chiste mal contado.
Él vió cómo varios de sus compañeros bajaban, a escondidas, también quería hacerlo, bajar, pero así cómo los vió bajar, los vió ser expulsados.
Cuando su hermano mayor, George, fue descubierto y acusado, lo expulsaron del paraíso, si quería volver, aunque sea, como una alma en pena, tenía que ganárselo por su cuenta.

Eso asustó al querubín?, por supuesto que no, aún con esas, él seguía determinado en bajar.

. . .

El cielo era aburrido, a sus palabras. Tal vez era un paraíso con el que muchos mortales soñarían llegar, pero no siempre es lo que esperan, a veces, era realmente decepcionante. Sentado en una nube, tocando el arpa, aquella melodía que ya comenzaba a detestar por la cantidad de veces que la había ya escuchado, era tan repetitiva, las mismas notas de siempre. No era un vago, él quería divertirse, pero los demás no parecían ayudar, preferían quedarse así, en una estúpida nube con su tonta arpa, tocando aquella canción tan detestable, que con facilidad, podría hacer sus oídos sangrar.

Él en un paraíso, en el cuál detesta estar, cualquiera querría estar en su lugar, y no tomaría la Desi de irse. El problema es que ese "cualquiera" sería un humano, el cuál, no podría ver las cosas desde la perspectiva del querubín.

Siempre asomaba la cabeza por las nubes, no podía ver muy bien, por lo alto y lejos que estaba, pero solía disfrutar de ver los edificios, en las noches ver las luces destellantes, incluso, ver los fuegos artificiales que solían lanzar. Los humanos parecían más divertidos, en comparación a sus compañeros los ángeles, siempre vió a los humanos vagando de aquí a allá, vió guerras desde ahí arriba, cómo todo avanzaba, divertido por todo lo que sucedía. Aprendió varias cosas, a pesar de estar aquí arriba, aprendió sobre todo, su comportamiento y festividades.
¡Sí que eran criaturas divertidas de estudiar!

El castigo de ser humano, para él, en realidad, sería una gran bendición.

Era curioso, talvez, demasiado curioso, que su propia curiosidad estaría por acabar con él mismo, acabe con lo que tenía aquí arriba, pero no le importaba, ya perdió a su hermano, ¿qué más le quedaba que no fuera esa tonta arpa?, nada, como siempre.

Esperó a que los dioses estuvieran lo suficientemente ocupados, para escaparse, bajar junto a aquellos seres fascinantes que había estado observando por mucho tiempo. Se acomodó sus arropajes blancos, escondió sus alas con una capa y su coronilla con su gorro. No era tan convincente, pero podría, con suerte, pasar desapercibido.

Estaba fascinado, aunque también, asustado. El sonido de los autos pasar, tantas personas en un solo lugar, las luces destellantes que daban en su rostro, era molesto, pero entretenido, atrapándolo. Alzó la mirada un poco, viendo aquél letrero enorme frente a él, incluso en su cara, pero no lo había notado hasta ahora.

"Reino Unido"

¿Dónde mierda se había metido?

. . .

Diría que en esos días, se había perdido en aquella ciudad que solo podía ver desde las nubes. Verla desde arriba no era lo mismo cómo verla en persona, de eso estaba seguro.
Con el tiempo, conoció a alguien, un muchacho que tenía un gran efecto extraño en el querubín. No podía dejar de pensar en aquello, necesitaba respuestas, y él sabía que todas las encontraría con la diosa del placer, o quizás, con alguna de sus sacerdotisas de aquél templo.

La mujer escuchaba al chico parlotear, viendo con total atención sus movimientos con las manos, incluso, el ritmo de su parpadeo.

―Eso es amor, chico, te estás enamorando de él― Quackity se quedó callado, todo lo que había dicho hizo que aquella mujer pelirroja pudiera sacar sus conclusiones hacía lo que sentía.

―Amor?, es tonto― Rodó los ojos, quitando la vista de aquella mujer, quién solo soltó algunas risitas debido al comportamiento del menor.

―Sí, el amor suele ser tonto, pero tal vez, eso es lo bueno― Ella sonrió, explicando, mientras Alex la miraba atento, de la misma forma en la que escuchaba. ―Debes tener cuidado, no querrás que te echen, cómo a tu hermano―

El azabache se quedó en silencio, viendo a punto fijo, pensando en las últimas palabras. Ser hechado...no estaba asustado, sería incluso lo mejor que le pasaría en la vida, podría buscar a Wilbur, y quizás con suerte, hacer una vida con él.

―Y lo malo?― Preguntó, ganándose una mirada extrañada de la pelirroja, la cuál, dejó de limarse las uñas, para dedicarle una mirada confundida al de lunares, el cuál, ya se encontraba sonriendo de forma tonta.

―¿Alex?, o sea, ¡Vamos chico!, ¿Realmente quieres que te quiten tu puesto en el paraíso?, ¿¡El maldito paraíso, Alex?!― Ella tenía un punto, el azabache lo sabía, era el paraíso, el lugar perfecto para muchos, pero para él, ¡que va!, es aburrido, él quiere acción en su miserable inmortalidad.

―Sí, el paraíso, Sally, ¡Solo mira éste lugar!, para tí puede ser divertido, porque tienes tus cosas y lo que sea que hagas aquí cómo sacerdotisa de Afrodita, pero para mí, es quedarme en una puta nube tocando el arpa― Se quejó Quackity, talvez para Sally éste lugar era perfecto, ella estaba en un templo, con una diosa, y más cómo ella en un cargo parecido, pero para él, era una puta mierda éste lugar. ―Mis oídos sangrarán si sigo escuchando esa mierda de canción, ¡No querrás verme asqueroso lleno de sangre!―

―Por amor a dios, ese idiota te tiene tan loco que harías estupideces por él― La mujer rodó los ojos, pasando aquella lija por sus uñas, para dejarlas perfectas. No entendía al querubín, nunca podía, eso lo hacía divertido. ―Bueno, si es lo que quieres, anda, ve por él, si quieres hasta folla con ese tal "Wilbur"―

Las palabras hicieron sus mejillas arder de una forma increíble, que todo su rostro se puso rojo de la vergüenza total. ―¡No me lo voy a follar!, y-yo...¡Sally!― Quackity ocultó su carita sonrojada con sus ropas blancas, haciendo a la pelirroja reír.

―Estás enamorado, por lo tanto, también quieres "procrear" con él, así también funciona el amor, Alex― Sally habló sarcástica, admirando sus uñas. ―Crees que así se ven perfectas o nah?―

Quackity gruñó, haciendo una mueca.

No podía odiar a Sally, era divertida.

Ella sería la única a la que extrañaría si le quitaban su cargo como ángel.

. . .

Se viene chavos

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Se viene chavos. 🐀

One shots(? || quackbur !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora