1. CUANDO LA LUZ SE VA.

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"Muchas veces me caeré, muchas veces herrare, lo importante es tener la fuerza de poder levantarme".




La suave brisa del atardecer la envuelve, la calma y la ayuda a seguir con su lectura.

Todas las tardes toma asiento en el frondoso patio trasero de su casa, justo debajo de un gran árbol, cuyos frutos son sus favoritos.

La lectura, su pasatiempo favorito, la ayuda en gran manera a sobrellevar su estancia en esa enorme casa alejada de todo.

Aquel libro entre sus manos es de su especial agrado, pues contiene las normas de etiqueta para la hora del té.

-¡Señorita!, su abuelo la busca, pide su presencia en la sala.

La gentil ama de llaves la observa, mientras espera respuesta de aquella joven pelinegra.

-¿Sabes para que quiere verme?.

El horror se marca en la cara de la ama de llaves al escuchar la pregunta, pues al ser parte de la servidumbre, jamás se le ocurriría cuestionar las ordenes de sus jefes.

-Señorita, presiento que es importante, su hermano tambien está ahí.

Al terminar de escuchar lo ultimo, se levantó tan rápido como pudo, limpió su amplia falda con una mano y con la otra cerró su libro.

-Bien, para que ambos esten juntos, entonces supongo que si es importante.

Suspirando cansada comenzó su caminata a la sala, procurando dejar primero aquel libro en el librero.

Apenas si entro en aquel lúgubre lugar, pudo ver a sus parientes uno frente al otro, en sus rostros se notaba seriedad.

-Al fin te dignas a volver, Kenny.

El hombre más joven, solo giró su rostro para poder contestarle a su pequeña hermana.

-Vives rodeada de lujos, nunca pensé que me extrañarías tanto.

Con una sonrisa enorme y burlesca tipica de el, Kenny de nuevo volteo a ver a su abuelo, esperando a que diga algo.

-Kuchel, sientate, debo darles una noticia importante.

Kuchel, aún sin animos, da los pasos que faltan para acercarse a su hermano y sentarse justo a un lado de el.

-Ve al grano viejo, tengo prisa.

Al mayor no le sorprendía para nada la manera de hablar de Kenny, estaba tan acostumbrado a su rebeldía que a estas alturas, ya no le importaba corregirlo. Aquel viejo solo negó con la cabeza mientras observaba a ambos.

-Ustedes dos deben saber que ultimamente hay problemas en el palacio, el rey se esta volviendo loco.

-Y eso a nosotros que nos importa.

-Nos importa por que la policia militar se esta preparando para un ataque.

-¿Tu como sabes eso?.

-Una persona de mi entera confianza me lo dijo, y tambien menciono que, descubrieron esta casa, en breve el rey piensa desaparecernos.

Kuchel al terminar de escuchar a su abuelo se levantó de su asiento y apuntando con su tembloroso dedo al mayor, habló.

-¡Se supone que los Ackerman protegen al rey!.

Desiciones sin arrepentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora