So American {Franchesco Bernoulli & Lectora} Cars 2

# 02: Pequeña ciudad...

"Esta es una pequeña ciudad... nunca tuve una oportunidad."

¿Quizá en otra vida sea la afortunada...? Siempre sería esa misma melodía resonando entre las cuerdas de su corazón. Su risa era dulce cual chicle en su boca... su sabor desvaneciéndose en los tristes segundos de caer en la realidad. Él nunca la vería con amor. No caería en sus brazos... no era ni un cuento de hadas. La realidad no era dulce. 

La sonrisa desvaneciéndose de su rostro al observarlo correr a los brazos de su novia. Un instante en cámara lenta... el dolor creciendo en su interior. Verlo feliz... debió haberlo imaginado. Ella no era la afortunada. Rascando su cuello en el vago intento de reprimir todas sus lágrimas amenazantes, no debía... de caer ante el llanto, no era una niña pequeña... pero como dolia eso. 

Ansiando caer sobre sus rodillas. 

"Esto es un gran mundo... esta es solo una pequeña ciudad." 

Debía estar alistando sus cosas... la aventura daría inicio alrededor del mundo. ¿Pero cómo continuar... cuando su corazón dolia? Caminando alrededor de las calles con los audífonos puestos. El caluroso viento de verano sacudiendo su cabello cuando se detenía en observar las noticias, encontrándolo en cada minúsculo rincón de la ciudad... eso nunca se detendría, subiendo el volumen a la triste melodía con un instrumental de 27 segundos antes de que la cantante finalmente cantara. 

Contando las historias de malos romances. 

Solo mantendría las dulces risas compartidas... sostendría una amistad. Sonriéndole a la novia de él. Era una chica tan dulce... ¿Como odiarla? No tenía la culpa de nada. En más hasta la comprendía. ¿Quién no caería ante los encantos del Rayo McQueen? Era inevitable... Sally era realmente la afortunada en esta historia. Mientras que ella... solo suspiraba, obligándose a sí misma a prepararse para las nuevas competencias. 

Sacudiendo su cabeza con las tristes emociones. Obligándose a soltar un cansado suspiro... elevando su mirar a las nubles blancas del cielo. El sol brillaba. Y ella tan deprimida... tomando asiento en una de las bancas, al tiempo en que la canción finalizaba, aceptando que debiese escuchar una canción más animada para que su corazón no estuviese tan alicaído. 

Cual lluvia cayo por él. 

—¿(t/n)? Que sorpresa verte aquí — hablaría un hombre acercándose aunque casi soltando una risa cuando ella no reaccionaba. Tocándole el hombro para ver su expresión de sorpresa y terror, era un clásico que no pasaba de moda —. Siempre tan divertida. 

—¿Cal...? No hagas eso... un día me provocaras un infarto. 

Se queja con un suspiro cuando retira la música. 

—Deberías prestar más atención a tu alrededor — su primo se ríe al tomar un asiento al lado de ella. Sosteniendo una soda fría entre sus manos —. ¿Cómo han ido los entrenamientos? 

—Si... diría que sorprendentemente bien — asiente (t/n) al devolverle la mirada —, no fue tan difícil como creí que sería... fueron semanas cansadas. Al menos todo mi equipo está listo, debo empacar mis cosas para ir a Tokio... es un poco abrumador ir a competir con tantos grandes corredores por el mundo. 

—¿Abrumador? Amaría una oportunidad como esa, el tío Strip dijo que eso ayudaría mucho a tu imagen para que el mundo te conozca, ¿Vas a desaprobechar esa oportunidad?

—¿Qué? No, claro que no... 

—¿Entonces porque esa cara de tristeza? No creo haberte visto así desde... uhm.. ¿Qué sucedió, (t/n)? Es extraño verte paseando por la ciudad con esa cara. Otro corredor con esa oportunidad no podría dejar de sonreír.