Como era de esperarse Hizashi no estaba en la cama, su lado de la cama estaba frío. La castaña se recostó de ese lado para refrescar su cuerpo, cubierto por los casi visibles besos de su prometido. Sus fosas nasales se llenaron del olor a sexo y shampoo perfumado de Hizashi. No era su olor favorito, es más, le daba risa el contraste del sensual olor y del infantil shampoo. Y así como ella abandonó la habitación, su cansancio también.
A pasos tranquilos y desnudos se dirigió a la nevera en busca de agua fría, mas en la puerta, una notita de Mic la interrumpió.
"Mi amor. Fuí a dar clases, por favor avísame si vas a tu departamento y si vas a dormir ahí. Recuerda comer bien, avísame si necesitas que compre algo. Te amo<3"
Qué cursi. Sacó una botella de agua y la bebió hasta vaciarla, ella sabía que el agua fría en su cuerpo caliente le causaría un dolor de estómago. Otro para la lista. Poco le importó y fue descalza al baño para una ducha de una hora completa. Entró al baño y encendió la ducha, mientras esperaba el agua caliente, se miró al espejo. Su piel resaltaba los chupetones rosáceos en su cuello y clavícula, suspiró y sin más entró a la ducha de vidrio. El agua caía por su delicado cuerpo, desde sus cabellos a la punta de los dedos. Se miró sus propias manos con pequeñas marcas de fracturas pasadas y suspiró.
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23:15 PM
—Donde estás?!— se escuchó del otro lado del teléfono—Estoy afuera de tu departamento, por favor amor ven.
La castaña suspiró y fue a pagar sus compras semanales. Lo normal para ella, pastillas para dormir, vendas, curitas, etc. Caminó por la fría ciudad en solo una blusa fina y pantalones gastados con pintura. Llegó al edificio y noto el tonto y caro auto de Hizashi, poca importancia le dio y subió hasta su morada. Ahí lo vio sentado en el suelo contra la puerta, levantó la vista y la abrazó.
—Por qué no contestabas? Te pasó algo? Dime...
Qué pena daba.
—Apagué mi teléfono, las notificaciones me mataban— sin importancia entró al departamento y lo dejó pasar, cerró y tiró las llaves en el mueble— En tu cartita escribí que me quedaría aquí, tengo...trabajo.
La miró triste y la abrazó, solo eso, tan dulce y tierno, como cuando tenían diecisiete.
—Te extrañé en el trabajo...
La tomó suave de las manos y la sentó en el sofá de la sala.
—Te tengo noticias—Miró atento la reacción de su pareja, era neutra y poco expresiva—Me iré a Estados Unidos por un tiempo para una misión y yo...—Tragó duro, él odiaba alejarse de su amada, aunque ella se aleje de él. La comprendía, siempre le gustó compartir tiempo con ella pero sabía que el trabajo no lo permitía. Ella trabajaba hasta tarde y estaba cansada y sensible todo el tiempo, un espíritu libre. Él también lo era pero él si podía compartir su libertad—...no puedo llevarte conmigo. No quiero que tu trabajo se vea afectado y...
La castaña lo calló con un beso en los labios y lo miró con la mirada más suave que le pudo transmitir. Le alegraba poder tener un momento a solas por fin.
—Descuida, estaré bien. Sabes que yo respeto tu trabajo.
Con una sonrisa dulce Hizashi la abrazó triste, no era la reacción que él esperaba...
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