El taller de Santa 😏

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La mayoría de los elfos de Papá Noel eran mujeres, simplemente porque se adaptaban mejor a los disfraces. Pero cuando Jungkook se encontró trabajando con elfos masculinos, le encantó la vista. Era incluso mejor cuando sus elfos eran abiertamente homosexuales, como Kim Taehyung.

Los pantalones cortos verdes ajustados estaban cortados a la mitad de los muslos de Taehyung, y debajo de ellos, unas medias a rayas de bastón de caramelo se pegaban a sus bien formados muslos y pantorrillas. Siempre que Kim se inclinaba mientras hacía sus deberes de elfo, Jungkook necesitaba todo su autocontrol para evitar mirarle el culo. No había espacio para respirar en esos pantalones cortos de algodón, y la tela se tensaba sobre los glúteos que solo suplicaban ser extendidos para la polla de Jeon.

Jungkook notó el momento en que la polla de Taehyung cobró vida, era imposible no verlo. Se cubrió la entrepierna con las manos, pero era demasiado tarde para ocultar su excitación.

—No tienes que estar avergonzado —dijo Jungkook.

—Yo ... Eh ... —La cara de Taehyung estaba más roja que su tintineante cuello.

—¿Te gustaría acompañarme en el taller de Santa? —preguntó Jeon, bajando la voz para que nadie lo oyera—. Sin presión.

Taehyung tragó saliva y asintió.

Con una sonrisa que Jungkook no pudo haber reprimido, incluso si quisiera, abrió la puerta de su habitación privada. Este era su santuario. Ahí fue donde se escondía cuando colocaba el letrero que decía: "Vuelve en quince minutos, Santa está alimentando a sus renos".

Una colección de diferentes gorros y trajes de Papá Noel colgaba de percheros en las paredes, y una mini nevera estaba escondida en la esquina de la habitación, llena de agua, bebidas electrolíticas y ensaladas preparadas. Un escritorio ancho ocupaba la mayor parte de la habitación, donde Jeon guardaba su billetera, su computadora portátil y todas las otras cosas que no era apropiado que Santa llevara consigo.

—¿Estás seguro de que no quieres tiempo libre? —preguntó Jungkook. Se dejó caer en su lujoso sillón.

Taehyung se paró frente a él y se movió de un pie a otro, todavía cubriéndose la ingle con las manos. Jungkook deseaba que dejara que sus brazos cayeran a los costados para poder tener una vista adecuada de esa creciente erección.

—No me va bien con el tiempo libre —confesó Kim—. Necesito impulso, o me estrello y me quemo. No puedo permitirme hacer eso. Estoy trabajando en mi tesis de maestría.

—¿Te relajas de otras formas? —dijo Jungkook. Levantó una ceja, esperando que Kim entendiera lo que quería decir.

—No tan a menudo como me gustaría.

Jungkook se echó hacia atrás, apoyando las manos en los amplios brazos de su silla. —¿Por qué no cambiamos eso?

—¿Qué quieres decir? —preguntó Taehyung.

—Creo que sabes exactamente a qué me refiero. —Jeon enarcó una ceja.

—Yo... Uh...

—¿No quieres un turno en el regazo de Santa, Kim?

Los ojos de taehyung se agrandaron. Por un momento, Jungkook pensó que podría darse la vuelta y salir corriendo, pero en cambio se acercó a él. Sus manos finalmente se separaron de su ingle, y ahora podía ver el contorno de la polla de Taehyung correctamente, no estaba del todo duro todavía, pero sus pantalones ajustados se aferraban al contorno de su semi erección con tanta fuerza que Jungkook podía distinguir el destello de su polla y la curva de su eje.

Taehyung se paró frente a Jungkook, lo suficientemente cerca como para tocarlo, y Jeon se comió la polla con los ojos, viéndola tensar esos brillantes pantalones cortos verdes. Había pasado demasiado tiempo desde la última vez que tuvo sexo. Había estado demasiado ocupado y, además, era muy quisquilloso. Pero Kim podría ser el hombre perfecto para saciar su sed sexual. Su cuerpo era ágil y esbelto, sin duda fácil de mover. Sus largas pestañas cubrían sus redondos ojos marrones y sus pómulos altos enmarcaban sus delicados rasgos.

Los labios de Taehyung eran regordetes y afelpados, sin duda perfectos para chupar pollas. Con suerte, Jungkook pronto descubriría con certeza cuán talentosos podrían ser esos labios.

Con gran dificultad, Jungkook apartó la mirada de la polla de Tae, y lo vio a los ojos. —Entonces, ¿crees que estás en la lista traviesa o buena este año?

—Eres Santa —dijo Kim—. ¿Por qué no me lo dices?

Jungkook extendió la mano casualmente para rozar su pulgar sobre la erección cubierta con sus pantalones de algodón, Taehyung dejó escapar un débil gemido.

—Creo que has sido un buen chico este año —dijo Jeon—. Pero estoy seguro de que podemos cambiar eso. ¿Quieres ser travieso conmigo, Taehyung?

Kim asintió con fervor. Empujó sus caderas hacia adelante, presionando su polla contra el toque de Jungkook y este sonrió. Iba a divertirse mucho esta noche.

Jungkook agarró la polla de Taehyung y otro jadeo entrecortado salió de los labios de Kim. Su polla palpitaba bajo su toque. Pasó el pulgar hacia arriba y hacia abajo por el endurecido eje de Taehyung hasta que el líquido pre seminal se filtró por la punta de su polla completamente erecta y creó una mancha húmeda en sus pantalones cortos.

—¿Por qué no te quitas la ropa para mí? —preguntó Jeon.

Taehyung tragó saliva y la nuez de Adán le subió a la garganta.

Para que Taehyung no se sintiera demasiado en apuros, Jungkook igualó el campo de juego quitándose su propio abrigo rojo pesado. Con cada botón, reveló centímetro a centímetro de su pecho desnudo. Jungkook se ejercitaba duro, y su régimen de ejercicios lo había dotado de un cuerpo vasto y ancho a juego con su enorme estatura. Desabrochó el grueso cinturón negro alrededor de su cintura, dejó que su abrigo se abriera completamente y le reveló su pecho desnudo y bien musculoso.

La polla de Taehyung se sacudió bajo sus pantalones cortos.

—Tu turno —dijo Jungkook.

Taehyung se quitó el ancho collar rojo por encima de la cabeza. Las campanas al final de los triángulos de terciopelo tintinearon cuando aterrizó en el suelo. Ahora, no llevaba nada más que un chaleco verde brillante. Con esa ridícula gorguera alrededor del cuello, Jungkook no había podido ver exactamente qué tan anchos eran los hombros de Kim en comparación con su cintura estrecha. Ahora, estaba quedando claro que la esbelta figura de Taehyung estaba construida con más firmeza de lo que él había esperado.

Pero aún quedaba más por ver. Taehyung se quitó el chaleco ajustado y la polla de Jungkook saltó.

Jungkook sabía que el elfo sería atractivo, pero no se lo esperaba. Kim no tenía mucho vello corporal, salvo por un rastro castaño feliz que conducía hacia sus pantalones cortos ahora demasiado ajustados y el premio debajo. Sus músculos eran esbeltos en lugar de voluminosos, cubiertos solo por una fina capa de carne y piel canela. La polla de Jungkook se elevó a la vista del hombre frente a él, y se acarició a sí mismo a través de sus gruesos pantalones de terciopelo.

Taehyung lo miró boquiabierto.

—¿Estás duro? —susurró.

jungkook dejó caer la mano de su entrepierna, revelando la forma en que sus pantalones se tensaron en su regazo. —¿Qué piensas?

—Creo que me gustaría ver más, solo para asegurarme. —Una sonrisa traviesa estaba comenzando a cruzar el rostro de Taehyung.

—Mmmm —dijo Jeon. Deslizó su mano debajo de la cintura de sus pantalones de Papá Noel, encontrando su semi erección temblando ansiosamente por más. Apretó y masajeó su eje alerta, y Tae lo miró con los ojos muy abiertos.

—¿Quieres tocarte a ti mismo también? —preguntó Jungkook.

—Prefiero que me toques —jadeó Kim.

Un gruñido inesperado atravesó los labios de Jungkook. Se inclinó hacia adelante para poder alcanzar alrededor de las delgadas caderas de Taehyung para agarrarle el trasero. Con un puñado de glúteos de Kim en cada mano, Jeon se acercó lo suficiente para que su entrepierna estuviera al lado de su cara. Jungkook lamio la erección de Taehyung a través de sus pantalones, y un débil grito se derramó de los labios de Kim.

Jungkook se apartó. —Silencio —dijo—. La gruta de Santa está cerrada, pero el centro comercial sigue abierto. No quieres que te atrapen, ¿verdad?

Los ojos de Taehyung se agrandaron y sacudió lacabeza. —Es lo que pensaba murmuro Jeon.

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El gran regalo de santa (kookv)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora