MIA
Al día siguiente, cuando llega la noche, me encuentro en mi habitación frente al espejo, dándome los toques finales de maquillaje. Estoy usando un vestido negro de noche, algo escotado y provocativo, con una longitud que roza el suelo. Mi cabello está completamente enchinado, cayendo en cascadas de rizos definidos. La visión en el espejo me muestra a alguien que parece fuerte y segura, pero en el fondo, mi estómago está lleno de mariposas.
Alessandro me dijo esa mañana que habría una fiesta con su familia, y como ya saben que estamos casados, mi objetivo principal es presentarme a ellos. La idea de enfrentarme a su familia, gente acostumbrada a un mundo de poder y secretos, me pone nerviosa. Pero sé que tengo que hacerlo. Este es el papel que he aceptado, y debo interpretarlo a la perfección.
Respiro hondo, tratando de calmar mis nervios mientras aplico el último toque de lápiz labial. Me miro una última vez en el espejo, asegurándome de que todo esté en su lugar. Esta es la primera vez que enfrentaré a la familia de Alessandro, y quiero causar una buena impresión.
Salgo de mi habitación y bajo las escaleras. La casa está en silencio, pero puedo sentir la tensión en el aire. Cuando llego al vestíbulo, veo a Alessandro esperándome. Está impecablemente vestido, como siempre, con una expresión seria y calculadora en su rostro.
—Estás lista —dice mi esposo, no como una pregunta, sino como una afirmación—.
Asiento, aunque mis manos tiemblan ligeramente. Alessandro me ofrece su brazo y lo tomo, tratando de encontrar seguridad en su presencia. Nos dirigimos a la entrada principal, donde un coche nos espera. Durante el trayecto, el silencio entre nosotros es palpable. Alessandro no ha mencionado mucho sobre su familia, solo que esta noche es crucial para nuestra fachada de matrimonio. Mi mente repasa todos los posibles escenarios y preguntas que podrían surgir, preparándome para cualquier eventualidad.
Al llegar a la mansión donde se celebra la fiesta, veo una serie de coches de lujo estacionados en la entrada. La casa está iluminada con elegancia, y el sonido de risas y conversaciones sofisticadas flotan en el aire. Alessandro y yo salimos del coche, y él me guía hacia la entrada.
—Recuerda —me dice Alessandro en voz baja mientras nos acercamos a la puerta—. Mantén la calma y sigue mi ejemplo.
Asiento, tomando una última respiración profunda antes de cruzar el umbral. La sala principal está llena de gente, todos vestidos con trajes y vestidos elegantes, conversando y riendo con una facilidad que sólo los ricos y poderosos parecen poseer. Varios pares de ojos se vuelven hacia nosotros cuando entramos, evaluándome con curiosidad y, en algunos casos, con recelo.
Alessandro me presenta a su familia uno por uno. Su padre es frío y formal, por otro lado su madre posee una presencia más calida, aunque las palabras de ambos son corteses, puedo sentir la evaluación en sus miradas. Su hermano me observa con una mezcla de curiosidad y desdén. Claramente, no todos están contentos con la presencia de una nueva integrante en su círculo íntimo.
A lo largo de la noche, hago mi mejor esfuerzo para sonreír y conversar, manteniéndome a la altura de las expectativas de Alessandro. Cada vez que siento que mi confianza flaquea, miro a Alessandro y me recuerdo a mí misma que puedo hacerlo. Esta es mi vida ahora, y debo enfrentarla con la misma determinación que he mostrado hasta ahora.
La noche avanza lentamente, y aunque las conversaciones son tensas y cargadas de subtexto, logro mantenerme a flote. Cuando finalmente llega el momento de irnos, siento una mezcla de alivio y agotamiento. De vuelta en la camioneta, Alessandro me mira con una expresión que no puedo descifrar del todo.
ESTÁS LEYENDO
La Sombra Del Anillo
RomanceAl despertar la mañana siguiente, Mia se encuentra en una habitación desconocida, compartiendo la cama con el hombre del bar. La sorpresa no termina ahí: ambos llevan argollas de matrimonio en sus dedos. Desconcertada y con resaca, intenta recordar...