Capítulo 1

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Capítulo 1

Que rápido puede superar una persona a otra.

No lo cree. Ella ve la pantalla de su celular y no lo cree aunque este frente a sus ojos.

Nunca imagino que su mejor amiga llegaría a coquetear con su ex novio... La cosa es que ni siquiera es su ex novio, nunca lo fueron oficialmente pero las palabras sobraran en esa relación

No era necesario que ellos se tomaran de la mano y se besaran para que todos se dieran cuenta de que estaban perdidamente enamorados uno del otro.

Ahora ella estaba enojada, triste y confundida.

El termino la relación hace poco y ella no entiende el por qué.

Rebecca, su mejor amiga, su confidente, se hermana desde hace 7 años.

Ahora era una completa extraña para Katia, nunca pensó de ella esa clase de hipocresía.

Muchas personas se lo dijeron antes y sin embargo ella nunca lo quiso creer.

Ahora la prueba de la verdad estaba justo frente a sus ojos y ella seguía sin querer creerlo, no podía, no de la persona a la que llamo "mejor amiga" durante más de 7 años.

Los golpes en su puerta sobresaltaron a Katia

-¿Cariño? ¿Estas despierta?

Se secó las lágrimas de las mejillas y trato de poner su mejor sonrisa

-Claro mama, pasa.

Su madre abrió la puerta y se sentó en la cama, junto a ella.

-¿Todo bien?

-Sí, ¿Por qué la pregunta?

-Porque tienes ojos de sapo.

-Solo estoy un poco cansada.

-De acuerdo, te dejo dormir ¿vale? Tengo que hacer unas cuantas cosas allá abajo.- dijo su madre mientras se paraba.

-Claro, si necesitas algo dime.

-Tú concéntrate en dormir.

-De acuerdo.

-Descansa.

Cansada... Eso era una cruel mentira y era obvio que su madre no se lo habría creído ni aunque su vida dependiera de ello.

Es solo que no dejaba de pensar en que pasaba por la cabeza de Rebecca en estos momentos.

Traición.

Era la única palabra que se cruzaba por la mente de Katia mientras trataba de aclarar su mente.

Varias veces ha estado a punto de preguntarle si tiene algo con él.

Pero nunca ha sido lo suficientemente valiente como para hacerlo.

El sonido de su celular saca a Katia de sus pensamientos.

Tiene un mensaje.

Lo desbloquea y descubre que el mensaje es de Roberto. Perfecto la persona con la que menos quiere hablar en este momento.

"Hola K."

"Hola."

Seca, fría, cortante. Ella no era así, no con él, por un segundo un sentimiento de culpabilidad le aborda la mente, pero se va tan rápido como vino al recordad todo lo que paso.

"No te recordaba así de seca"

"¿Vas a pretender que nada sucede?"

"¿Sucede algo?

"Eres increíble"

"¿Por qué?"

"Por qué haces como que todo está bien."

Un minuto. Dos. Tres. Y no hay respuesta.

Al cuarto contesta

"¿Y no lo está?"

"No. No lo está. No sé cómo puedes fingir que sí."

"Por qué creí que todo estaba bien, que seriamos amigos"

"No se puede ser amigo de alguien que te lastimo alguna vez"

"Lo lamento."

"¿Es lo único que vas a decir?"

"Es lo único que se me ocurre."

"Viniendo de ti no me sorprende."

"Antes no eras tan agresiva."

"Antes no tenía el corazón roto."

"Ya dije que lo lamento."

"Y ya lo leí."

"Pues no sé qué más decirte"

"No tenías que hablar para empezar"

"Eres insoportable cuando te pones así"

"Solo te trato como lo mereces"

"Hace dos semanas no pensabas eso"

"Hace dos semanas no eras un imbécil"

El no contesta y ella se cansa de todo y cae dormida en medio de sus pensamientos.




Cuando se despierta lo primero que ve es la ventana y desea no haberlo hecho.

Oleadas de recuerdos le vienen a la mente. Todos de golpe y sin previo aviso.

Katia no aguanta más y deja correr todas las lágrimas que contenía desde hace mucho tiempo, suelta toda la rabia, la tristeza, el enojo, el rencor, la traición y la hipocresía en esas lágrimas y reprime un sollozo cuando todos estos recuerdos le golpean el pecho y la dejan sin aire.

Escucha la puerta de la recamara de sus padres y como puede deja de llorar, se seca las lágrimas e intenta recobrar el sueño otra vez.

Por la ventana no entra el sol, ni la luz, ni el calor del sol.

Revisa su teléfono para mirar la hora: 4:38 am.

Bien, no solo ha despertado a sus padres, sino que lo ha hecho en medio de la madrugada y con sus llantos.

Tranquilízate Katia, todo está bien, todo pasara.

Katia repasa esa frase una y otra vez en su mente tratando de poder creerlo y convencerse a sí misma de que todo va a estar bien. Después de todo solo en un amor pasajero. O eso quiere creer ella.

Está bien. Trata de volver a dormir. Todo estará bien.

-¿A quién quiero engañar?- se pregunta a si misma- Nada esta bien es este momento. Mi mejor amiga de hace siete años resulta ser una hipócrita y la única persona a la que le había entregado mi corazón lo tira y lo rompe en pedazos. Nada está bien.

Sin pedir permiso las lágrimas empiezan a resbalar por las mejillas de Katia y la rabia empieza a crecer.

Amor, hipocresía y suspirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora