La guardería "Little Big Minds", no era una gran guardería, pero tenía una buena reputación. Los cachorros eran bien cuidados en ese lugar y la mayoría de los trabajadores eran omegas, por lo que llevarse con los pequeños eran sus especialidades.
Allí era donde trabajaba Abril desde hacía un par de años. Cuando se graduó de la universidad esa fue su decisión y no se quejaba de eso, tenía un título en cuidado de cachorros y maestra.
Le gustaba mucho pasar tiempo con los pequeños de cuatro años, enseñándoles a leer y escribir. Era una de las cosas que más le gustaba, estar rodeada de pequeños cachorros, dulces y muy tiernos.
Tenía la esperanza de encontrar algún día a un alfa y formar una familia, pero claro, fuese más fácil si ella no fuera una asocial. En parte porque era alguien muy tímida y reservada. A sus veinticinco años, nunca había ido un fin de semana a fiesta.
Prefería estar en casa leyendo un libro o viendo películas, ni siquiera se quedó en la fiesta de graduación de la universidad en la que estudió, solo fue con su madre por su título y después se fueron a casa para celebrar comiendo pollo frito.
Logró independizarse después de eso, consiguió un pequeño apartamento en un buen precio y el trabajo en la guardería, cuidaba de los pequeños casi como si fueran propios.
Todos sus compañeros eran amables con ella, quizás era casi la más joven, pero no había problemas con eso. Lo único que si la tenía un poco triste era que es la única omega sin pareja, ni marca.
Quizás teniendo en cuenta que era la más joven, no habría tantos problemas, pero Julia era mayor que ella solo por un año y tenía una marca que lucir en su cuello.
La hacía sentirse muy sola, y lo peor del caso, era que era virgen. No podía siquiera pensar en la palabra "nudo" sin avergonzarse. Vergüenza debería de darse ella misma, ¡era una adulta por todos los santos!, pero no tenía toda la culpa, cuando era pequeña no tuvo experiencias muy agradables con desconocidos.
En la primaria y la secundaria, sufrió de abusos escolares por parte de sus compañeros, eso hizo que se volviera aún más insegura de lo que era antes.
Por esa misma razón siempre quería estar sola, pues si estaba sola, nadie la miraría mal ni trataría de hacerle bromas pesadas.
Así fue como pasó su juventud, escondida en la biblioteca y en su cuarto en casa. Pero, aunque quisiera estar siempre metida allí, la vida adulta la sacó a rastras.
Trabajar. Si no trabajaba no tendría dinero, y sin dinero solo sería una carga para su madre; y ella ya había dado gran parte de su vida cuidándola.
Entonces, al estar en la universidad pensó mucho en lo que iba a hacer y se fue por lo más seguro para ella, cuidar de los pequeños.
Se graduó como especialista en eso, incluso tomó algunos cursos de pediatría. Y trabajar en una guardería era lo mejor, tanto para ella, como para los del lugar. Pues si algún cachorro se enfermaba, ella sabría qué hacer.
Un día en particular cuando llegó a su trabajo a la hora habitual, fue recibida por un gran lloriqueo, se preocupó y fue hasta el origen de este.
-¿Qué ocurre? -preguntó cuando llegó. Había por lo menos tres omegas tratando de calmar a una pequeña de cabello algo rizado. Nunca la había visto, por lo que supuso que era una nueva integrante en la familia.
-¡Ya no sé qué más hacer, lleva llorando desde que su madre la dejó y eso fue hace casi una hora! -la pobre Jenny mecía a la pequeña en sus brazos, pero esta seguía llorando y pataleaba para quitarse del agarre de la mayor.
Sus pequeñas mejillas estaban rojas y llenas de lágrimas. Entendía que quizás era la primera vez que ella se separaba de sus padres y por eso estaba así; había lidiado con un par de esos cachorros antes- Ya, pequeña. Ya. Tus papis vendrán después por ti, deja de llorar -Jenny estaba frustrada, al igual que lo demás. Parecía que la pelirroja también se pondría a llorar en cualquier momento.
-¿Ya le dieron de comer?, ¿Su pañal le incómoda? -preguntó Julia poniendo un dedo sobre su mentón, y los demás asintieron.
-Tratamos de darle su biberón, pero no lo quiso y su pañal está bien, ni siquiera está húmedo. -explicó otro omega mirando a la pequeña. A Abril le partía el corazón verla de esa forma. Se miraba tan triste, tal vez la pequeña no estaba acostumbrada a los extraños y eso solo hacía las cosas peores.
-Ven, préstamela. Creo que tu angustia sólo la altera más. -Abril había acabado de llegar, así que tomaba tranquila a la pequeña, quien se puso a llorar con más fuerza al ver que la estaban pasando a otra persona. Abril trató de sostenerla con cuidado y la acostó sobre su hombro, cerca de su glándula del aroma.
Le empezó a dar palmaditas en la espalda tarareando una canción de cuna. Para su sorpresa, los lloriqueos fueron bajando de intensidad en cuestión de minutos y se volvieron sollozos.
Abril sintió como la pequeña se aferró a su ropa y acercó su carita a su cuello, aspirando e hipando por sus anteriores lloriqueos. Los demás se le quedaron viendo entre asombrados y aliviados. Al menos ya no había más ruidos estridentes.
-¡Bien hecho, Garza!, pudiste calmarla. -Jenny fue quien habló primero y ella se sonrojó con algo de vergüenza. No estaba acostumbrada a recibir halagos.
-N...no fue nada, solo quise ayudar. -respondió y los demás sonrieron más tranquilos. Cada uno se fue hacer sus cosas con los demás pequeños que iban llegando y Abril se fue hasta su salón.
Ella era encargada de seis cachorros, tenía que estar al pendiente de ellos y al parecer tenía que cuidar de otra más. Se llevó consigo la mochila de la pequeña que dormía sobre su hombro, revisar su identificación con una sola mano no fue fácil, pero tampoco imposible.
Hazel Rivera: un año, alérgica a las moras.
Se sorprendió un poco por eso, no había muchos pequeños de un año en esa guardería. Normalmente, llegaban con más de dos años en adelante.
Los omegas eran muy protectores con sus pequeños en el primer año de vida y apenas podían despegarse un poco de ellos cuando tenían el año y medio.
Pero ella no era nadie para juzgar, quizás sus padres eran muy ocupados y no podían cuidarla como les gustaría.
-Bien, pequeña Hazel, hay que llevarnos bien. ¿Te parece? -habló en un susurró mientras acariciaba con suavidad la espalda de la pequeña. Hazel solo dió un suspiro, al parecer dormiría más.
Sean bienvenidos a esta nueva historia.
Debería de estar salvando el semestre en lugar de andar por acá pero bueno.
Si ven algún error de edición, ortográfico, o de redacción no duden en decírmelo. Se los agradecería mucho.
Los quiero. ❤️
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¿Mami? | Rivari G!P
FanfictionAbril es una omega que cuida de cachorros en una guardería, un día conocerá a una pequeña con la que sin imaginarlo creará un fuerte lazo, y le terminará llamando mami. _______________________________________________________ Esta historia NO ME PERT...