Capítulo 3. Mamá

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Habían pasado 6 semanas desde que Hazel había llegado a la guardería. Y una que otra cosita había ocurrido también en ese tiempo.

Lo llamaría roces, pero no sabe si son exactamente eso. Cuando Samantha Ilegaba por su pequeña Hazel, le sonreía levemente. A veces le decía cosas extrañas, algunas veces indignante. No era exactamente un halago que le dijera "Buen trasero, nerd", ahora le daba vergüenza caminar frente a la alfa.

Sentía esos ojos café sobre su persona, como si la quisiera devorar. En su mente lo hacía, pero no lo podía saber.

Al principio ese tipo de coqueteos le molestaba, pero después descubrió algo que hizo su corazón romperse.

La pequeña Hazel no tenía mamá. Ni beta, ni omega, nada. Ahora entendía la razón por la cual la pequeña estaba tan acostumbrada a los biberones y nunca tenía el aroma de un omega.

Normalmente, las madres llenaban a los pequeños de sus aromas para que se sintieran seguros, pero Hazel siempre olía a su mamá.

Ese delicioso aroma a cedro recién talado y bosque, muy embriagador.

Puede o no que se haya quedado con un pequeño paño de Hazel para tener el aroma de su madre.

Puede o no ser que lo tenga bajo su almohada para olfatearlo todas las noches.

Abril le había comprado uno igual a la pequeña, así que nunca descubriría nada. Incluso cambiaba los paños cuando se le acababa el aroma de la alfa, así tendría un paño con mucho aroma.

Cada vez que la semirubia aparecía, Abril no podía evitar que un sonrojo cubriera su rostro y miraba el suelo lleno de vergüenza.

Sin embargo, algo que le gustaba bastante era lo apegada que era Hazel a ella. No le gustaba estar con ningún otro omega. Si alguien que no era ella la cargaba, la pequeña lloraba a mares y no se callaba hasta que estuviera de vuelta en sus brazos.

Aunque había algo que no la dejaba tranquila; Hazel siempre se pegaba a su pecho, pero no en la forma de acurrucarse, sino buscando algo. Trataba de agarrar sus pechos con sus manitas, por encima de su delantal.

Siempre terminaba haciendo algo para que se distrajera de eso. No era que le incomode demasiado, pero ella buscaba algo que no había allí.

Ese día estaban aprendiendo los fonemas y cómo se escribían. Los cachorros más grandes entendían mejor, pero la pequeña Hazel apenas y podía balbucear unas palabras incompletas e incomprensibles.

-Di mamá. Ma-má -estaba sentada junto con los otros pequeños, quienes escribían en hojas las letras enseñadas.

Hazel estaba sentada frente a la ojimarrón y la miraba de lado, como si no logrará entender del todo lo que decía.

-¡Ma-dá! -exclamó ella aplaudiendo y riendo alegremente, Abril solo suspiró.

-Ari, mamá se escribe con los dos palitos con curva, ¿verdad? -la ojimarrón rio ante la imaginación del pequeño Carlo por describir de esa forma la "m"

-Si. M y a, forman ma, y dos son mamá. Tiene una pequeña linea en la parte de arriba de la última a, que es el acento. Pero eso lo aprenderás poco a poco, solo no olvides de ponerlo.

-¡Sí, Ari! -Carlo volvió a su escritura y Hazel se le quedó mirando. No hacía ni decía nada, solo miraba al cachorro escribir.

-¿Quieres intentarlo, pequeña? -le preguntó con una sonrisa a la rubiecita y esta se volteó hacia el mientras sonreía como si entendiera lo que le dijo.

-¡Ai! -respondió ella alzando sus manitas. Abril solo rió por lo bajo buscando un crayón y una hoja. Trató de mostrarle cómo se escribía mamá, pero como era de esperarse no tuvo mucho éxito. Apenas y había aprendido a agarrar al lápiz correctamente.

¿Mami? | Rivari G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora