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▶『 Milán, Italia 』
Diciembre, 2023
Jean y yo tomamos un tren a Milán para reunirnos con el equipo de Dior quienes iban a presentarme una serie de diseños que habían creado especialmente para mi. Si hubiera dicho esto antes, probablemente me hubiera sonado ridículo, pero era parte de las cosas que debía aceptar. Si aceptaba que la gente me llame mentirosa en televisión ¿Porque no iba a aceptar que una de las marcas de alta costura más prestigiosas me hiciera un vestido a medida para la entrega de mi título?
Siendo sincera, fui yo quien le insistió a Jean en ir en tren. Pronto descubrimos que no era la mejor opción, la gente se acumulaba a nuestro alrededor, todos pedían una foto, una firma o simplemente se acercaban para halagarme. Agradezco que nadie se haya acercado para insultarme, eso solían hacerlo con una pantalla de por medio. No me molestaba conocer a los fanáticos, pero pronto se corrió la voz y rápidamente éramos Jean y yo en la estación central de trenes de Milán rodeadas de cientos de fanáticos.
Cuando digo que aun no comprendía lo que había causado, me referia a esto. Fue una verdadera locura aquella llegada a Milán. En medio de tanta gente, solo me quedaba continuar firmando, sonriendo y sacándome fotos saludando a cualquiera que me rodeaba. Las cosas realmente habían cambiado para mi. Jean llamó al equipo de Dior y les dijo que probablemente llegaríamos tarde porque estábamos estancadas en algún tipo de tráfico con fanáticos rodeandonos. Una parte de mí se preguntó si saldría viva de ese momento, porque mientras más segundos pasaban la estación de Milán se llenaba más de gente. Todos gritaban mi nombre y sonreían con emoción al verme. En un momento, estaba rodeada de rostros entusiasmados con teléfonos filmandome. Solo podía ver el techo de la estación, fuera de eso era Jean tomando mi cintura para no perderme mientras firmaba autógrafos a la vez que me tomaba fotos, sostenía mi sonrisa y respiraba sintiendo que me faltaba el aire en el amontonamiento de personas. El equipo de la casa de alta costura fue muy amable en enviarnos un auto y seguridad para escoltarme.
Me sentí terrible al dejar a todos los fanáticos cuando el auto llegó, odiaba cuando la gente se quedaba sin sus autógrafos porque sabía cómo se sentía. Rápidamente el equipo de seguridad enviado por Dior nos subió a mi y a Jean a una van oscura y en cuanto cerraron las puertas me quedé observando los fanáticos y cómo quedaban atrás en cuanto el vehículo arrancó. La chica del equipo de la marca estaba ahí con nosotras y dijo que algo parecido le pasaba a las celebridades que aumentaban su reconocimiento fugazmente de un día al otro. Cerré los ojos tomando aire profundamente y baje mi mirada a mis manos sobre mis muslos. Sorprendentemente me encontraba temblando.
―¿La próxima me harás caso?―se giró a verme Jean como si fuera mi madre y reí asintiendo con la cabeza.
No tenía idea, pero ahora debía tener mi propio equipo de seguridad y un chofer, siendo yo piloto. Realmente era una locura.
