家賃 ┊❛❛A Chifuyu nunca le ha gustado romper sus promesas, pero cuando hace una que sabe no puede cumplir, hace hasta lo imposible por no dañar la ilusion de su hija de 7 años.
Es por eso que contrata a Baji Keisuke durante 24 horas, para que vaya a...
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— Extraño a papá. —Suspira Jade, mientras le da un mordisco a su mochi de Taro.
Ya habian pasado dos semanas, desde la ultima vez que pudo abrazar a Keisuke y contarle su dia de principio a fin, que inevitablemente empezaba a sentir su ausencia.
Su padre era tan genial; tan lindo y amoroso con ella, que simplemente le era imposible volverse acostumbrar a su falta en las mañanas de los sabados, cuando animadamente solia desearle los buenos dias, para luego preguntarle si queria su sandwich con mermelada y crema de mani —aun si ya estaba cansado de saber que ese era su favorito.
Nunca era capaz de comprender al 100% el extraño comportar de los adultos. ¿Por qué un problema chiquito para ellos era como una enorme bola de nieve tambaleante en la punta de un iceberg? Ni siquiera estaba segura de que un iceberg tuviera nieve*.
— Estoy seguro de que el tambien te extraña bastante. —Responde Kazutora con la voz mas dulce que encuentra. Le sonrie animadamente, antes de darle un mordisco a su cono a medio terminar.
— ¿Entonces por qué no vuelto a casa?
— Los adultos a veces pelean y no se entienden, entonces necesitan separarse un tiempo para aclarar sus ideas y poder llegar despues a un acuerdo con mas calma. —Trata de explicar Kazutora, intentando evitar al maximo los detalles.
Por un lado, le sorprendia el temperamento de Chifuyu. La primera vez que lo vio le dio aires de ser un chico muy timido y emocional. Con aquella apariencia tan tierna y pequeña, que daban ganas de estrujarle las mejillas y matarlo a punta de besitos. Y como olvidar esos enormes ojos de cachorro, que parecian esconder una constelacion en su interior, de lo bonitos que siempre estaban brillando.
Daba tanto la impresion de no ser capaz de matar ni siquiera a una mosca; que no supo que pensar o tan siquiera como debia de reaccionar correctamente, cuando Keisuke entre hipidos y un llanto terrible por ratos, le relato a detalle la noche en que lo amenazo con ponerle una orden si intentaba acercarse de nuevo a Jade.
Era como un lindo conejito salvaje. Dulce y esponjoso por fuera, pero que no dudaria en lanzar el mordisco si alguien se atrevia a lastimar a sus crias. ¿O gazapos? Bueno, ustedes entienden la analogia.
— ¿Van a necesitar otros siete años mas para arreglar sus diferencias?
Esa niña tenia un trauma.
— ¿Por qué dices eso?
— Bueno, la noche cuando pelearon... —Comienza, mastica lentamente el dulce, antes de tragar y seguir con su relato.— Le pregunte a papá porque se separaron en primer lugar. —Kazutora abre los ojos sorprendido. Jade ladea la cabeza, fijando su mirada en el carro delante suyo que tenia un color particular.— Dijo que sus intereses eran tan diferentes, que jamas consiguieron llegar a un acuerdo y el prefirio irse.
— ¿Dijo eso?
No es que se supiera a fondo la trama de esa novela; despues de todo Keisuke se lo traia bien guardadito y eso solo fue tema de conversacion cuando durante las vacaciones navideñas, inevitablemente terminaria conociendo a ese combo de alguna forma u otra.
