🍼 Cap. 3 🍼

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Los ojitos del demonio comenzaron a llenarse de lágrimas al verse alejado del cálido pecho de Kyojuro, extendió y agitó los brazos intentando regresar a la cercanía de su cuerpo.

- ¡No, por favor! -chilló el rubio en voz baja. – ¡No puedes ponerte a llorar aquí!

El bebé contuvo el llanto al escuchar aquella petición, asintió apresurado con la cabeza y empezó a retirarse las lágrimas con ambas manitos.

Kyojuro sintió algo de pena al ver el obediente gesto del bebé, tal vez era un rasgo personal del Akaza adulto, por lo general los bebés lloran y no paran de hacerlo hasta ver su problema resuelto, tomó una profunda respiración, tenía que pensar en algo. Si sus cálculos no fallaban, el amanecer estaba muy cerca, su hermano se despertaría en cualquier momento y no podía permitir que se enterara de la existencia del pequeño demonio en la residencia Rengoku.

¿Qué podía darle de comer? Porque era algo obvio que lo que quería Akaza era amamantar, los bebés sin importar la especie naturalmente deben alimentarse seguido, el dilema es que no tenía leche para ofrecerle, de verdad debía hacer algo rápido porque por la cara roja de Akaza, era evidente que solo estaba conteniendo el llanto.

Inevitablemente, junto a un ligero escalofrío, llegó a la obvia conclusión.

Lo que un bebé demonio buscaría para comer sería sangre humana, así como la leche materna para los bebés humanos, Kyojuro bajó la mirada para ver con temor al pequeño Akaza.

- bebé, no puedo darte de mi sangre, no sé cuál sería tu reacción si comenzaras a consumirla, es posible que pierdas el control y trates de hacerme daño...

Al escuchar aquello, el bebé tomó aire para disponerse a chillar con fuerza, cuando Kyojuro vio dicha postura, sin más opciones se destapó para dejar un pezón al descubierto.

- ¡De acuerdo! ¡Chupa lo que quieras, pero no intentes morderme o te dejo sin pecho para siempre! –amenazó Kyojuro indignado, procurando modular el volumen de su voz, si alguien, quien sea, lo escuchaba diciendo todas esas cosas pensaría que las repercusiones de su oficio de cazador finalmente le habían zafado un tornillo.

Por su parte, Akaza podía estar convertido en bebé, pero no era nada tonto, parecía que había captado muy claro la advertencia, por ello se acercó a mamar sin usar sus pequeños colmillos, incluso se acurrucó contra el pecho de Kyojuro para comenzar a chupar con tranquilidad, todo iba bien hasta que…

El rubio sabía que lo que estaba haciendo el bebé era completamente normal, pero de algún extraño modo empezó a sentir un inquietante cosquilleo placentero en su pecho, ¿Era normal que un hombre sintiera placer cuando le chupaban los pezones? Él lo estaba descubriendo de la manera más incorrecta posible.

Lo más incómodo de todo era que Akaza no solo le estaba chupando un pezón, también acariciaba con cariño la piel que tenía a su escaso alcance y mientras lo hacía lo miraba con profunda inocencia y apreciación, ahí fue cuando sintió asco de sí mismo, por experimentar sensaciones tan mundanas con algo tan natural como lo era amamantar a un bebé.

Pasado un rato el bebé solito soltó la teta y se talló los ojos como intentando quitarse el sueño, bostezó de nuevo, al parecer ya se había dado por bien servido y ahora solo necesitaba descansar.

Kyojuro suspiró aliviado, buscó entre sus pertenencias una toalla para secarse el pecho y volver a cubrirse.

De momento había funcionado el truco de solo ofrecerle el pecho para distraerlo, pero sabía que tarde o temprano el hambre aquejaría al demonio y no podría seguir engañándolo, tendría que hacer un autosacrificio.

Reflexionó vagamente sobre tal embrollo, nadie lo había obligado a asumir semejante carga, lo mejor a final de cuentas era asesinar a la Tercera Luna Superior, ahora más que nunca que se encontraba en total desventaja, sería tan fácil para él, todos los cazadores se ahorrarían muchísimos problemas si se deshacía de Akaza en ese instante.

Sin embargo, el simple hecho de considerarlo, de acabar con la vida de un bebé, le producía nauseas, no se sentía capaz de matar a una criatura tan indefensa, exhaló sintiéndose derrotado.

Además de ello, había otra razón, una algo vergonzosa, por la que no quería matarlo y que nunca podría reconocer en voz alta: encontraba sumamente adorable al pequeño Akaza.

De solo verlo y sostenerlo estrechamente, despertaba sentimientos bonitos en su interior, pensó con ingenua ilusión que, si más adelante se convertía en padre, le gustaría que su futuro hijo fuera así de lindo, sonrió un poco al imaginar dicho escenario, aprovechó a acariciar con ternura una mejilla regordeta del bebé que ya se encontraba dormitando entre sus brazos.

Primero recostó con cuidado al pequeño en el futón, no había más remedio, a falta de cuna tendrían que dormir juntos, después se acostó él y jaló las sábanas para cubrirlos a ambos, optó por dormir de lado para monitorear mejor a Akaza.

- Dulces sueños, bebé.

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Notas de autor: ¡Disculpen la demora! La semana pasada actualicé "Gakuen" y ahora este mini fic, poco a poco estoy retomando mis historias en curso luego de varias crisis existencialesヽ(;▽;)ノ

Dejo el primer fanart que vi en pinterest de esta temática, esta imagen en aquel 2021 fue la que me inspiró a crear esta historia.

Dejo el primer fanart que vi en pinterest de esta temática, esta imagen en aquel 2021 fue la que me inspiró a crear esta historia

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