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Cuándo la casa de dos piso de color blanco se hace presente, Camila suspira.

No quería irse del auto de aquella desconocida.

--Bueno, Camila. Hemos llegado--

La pelinegra resalta lo obvio, y ella sonríe una vez más.

--Sabes dónde vivo para venir a buscar tu chaqueta luego-- murmura, y deja un beso en su mejilla antes de bajarse y correr a la entrada.

Lauren apreta sus manos en el volante de su camioneta, ansiando volver a verla aunque recién haya entrado a su casa.

Chocolate.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora