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- ¡Rai!

Rai se volteó hacia Angie que se acercó a ella a paso apresurado, dejó un beso en su mejilla como saludo, haciendo que se ruborizara.

- Hola. — Murmuró encantada. Se sonrieron.

- Mañana hay una muestra de arte, tengo dos entradas, tienen desde pinturas hasta un show de danza. ¿Quieres acompañarme?

Rai río con algo de nervios, y con vergüenza, murmuró:

- Lo siento, iría pero... tengo una cita con alguien más.

Alondra en parte sonrió con orgullo al ver la expresión emocionada de Angie desaparecer.

- Oh, bueno. — Acomodó su gorra con algo de incomodidad.

- N-No es lo que piensas. — Negó, moviendo sus manitas frente a ella. — Voy a... ver a alguien, al cementerio.

- Oh, Rai, no necesito explicaciones. — Dijo Angie, aunque se notaba más aliviada después de escuchar eso y volvió a sonreír. — Lo siento mucho.

- No, está bien.

- Bueno, lo dejamos para otro día, ¿si? Nos vemos, cuídate. — Besó su mejilla otra vez para despedirse, antes de salir del estudio con una encantadora sonrisa en sus labios.

Fue al vestuario y lo primero que le dijo a Alondra fue un "No se si me gusta"

- ¿Cómo que no sabes si te gusta? — Preguntó la castaña. — ¡Rai! Tiene cara linda, le gusta la danza, sonríe bonito y tiene un abdomen donde podrías lavar tu ropa. ¿Cómo que no te gusta? ¿Sabes lo que te ahorrarías en la lavandería?

Rai rió por lo del abdomen.

- Te recuerdo, Alo, que mi tipo con las flacuchas, castañas, que piensan mucho, les gustan los videojuegos y me cuidan mucho.

- No conozco a nadie así. — Negó.

- Claro, yo tampoco.

Práctico su baile una vez más, su entrenador le dijo lo de siempre, pero hoy había mejorado un poco más, así que he la dejó ir más temprano.

Tomó su celular y vio varios mensajes de un número que no le hablaba desde hacía unas cuantas semanas.

- Capri dice que ya mejorado lo suficiente compara poder usar el celular más de una hora al día. — Le comentó a Alondra y está se encogió de hombros, en verdad, no le gustaba hablar mucho de ella desde lo que había pasado. — Aún le queda mucho en el loquero para que pueda salir. — Comentó, con algo de alivio.

- Rai, no lo digas así, queda muy despectivo, ella no tiene la culpa de estar mal. — Hablo la castaña, su ceño estaba ligeramente fruncido.

Rai la miró un segundo hasta que suspiró, asintiendo.

- Tiene la culpa de otras cosas. — Dijo por lo bajo.

- Tampoco, ella no lo hizo a propósito. — Corrigió. — La depresión hace que hagas esas cosas, y que hables tan feo ni la ayuda. — Rai parpadeó rápido para despejar su vista, Alondra acarició su cabello. — Ella no tiene la culpa de lo que me pasó, ¿está bien? Fue un accidente, necesita apoyo con lo que tiene, no le tengas rencor, no va a cambiar nada. — Continuó hablando con tranquilidad, aunque Rai no reaccionó. — ¿Qué tal si hago tu comida favorita? — Preguntó mirando a su ex novia, quien negó.

- Hace meses que no como eso.

- Lo sé, por eso te lo estoy ofreciendo.

Rai lo pensó un momento.

- ¿Puedes hacerlo? — Cuestionó, a lo que la Alondra hizo una mueca de "Puedo intentar" — Bueno, me gustaría...

Alondra asintió y sonrió, hacia mucho que no cocinaba tampoco.

La comida favorita de Rai eran unos pasteles de vainilla donde Alondra básicamente metía todo lo dulce que estaba en la heladera, le agregaba una que otra cosa más, y resultaba en una especie de mutante arcoíris, al que la rizada le gustaba comer mientras escuchaba alguna canción alegre de su grupo favorito.

Al final del día, Rai estaba con una verdadera sonrisa y un rubor en sus mejillas, totalmente encantada y sintiéndose mimada.

- Gracias.

- No me agradezcas, tonta. — Hizo un gesto con sus manos para que no se molestara.

- Eres muy linda conmigo, siempre lo fuiste.

- ¿Sentimentalismo? Nada de sentimentalismo.

- Alondra.

-Rai.

- Te amo.

Alondra sonrió mínimamente, sus mejillas se ruborizaron.

Alondra sonrió mínimamente, sus mejillas se ruborizaron

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Ghost of you || Railo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora