もう一度 (otra vez)

4 1 0
                                    

Tokyo despierta en un susurro sombrío mientras los primeros rayos de sol se filtran por las estrechas rendijas de las cortinas. En el apartamento de Shigeru Miyamoto, la luz del día parece desvanecerse ante la oscuridad que pesa en el corazón del joven. Se despierta con un presentimiento ominoso, como si el universo estuviera susurrando advertencias que él aún no puede comprender.

La escuela Meiko Yen espera como un campo de batalla, y Shigeru lo sabe desde el momento en que pone un pie en el patio. Las miradas burlonas y los murmullos hirientes lo siguen a cada paso, como sombras acechantes que se alimentan de su dolor.

"¡Eh, mira quién está aquí!", grita uno de los matones, señalando a Shigeru con una risa cruel. "¿Quién te invitó, Miyamoto?"

El corazón de Shigeru se hunde en su pecho mientras lucha por mantener la compostura ante el asalto de las palabras hirientes. Pero por más que trate de ignorarlas, sus palabras lo cortan como cuchillas afiladas, dejando cicatrices invisibles en su alma.

"¿Qué te pasa, Miyamoto? ¿Te han robado la lengua?", se burla otro matón, empujándolo bruscamente contra la pared.

Shigeru aprieta los puños con impotencia, sus uñas clavándose en sus palmas mientras lucha por contener la tormenta de emociones que amenaza con desbordarse. Quiere gritar, quiere golpear algo, pero sabe que no puede. Está atrapado en una pesadilla de la que no puede escapar.

"¡Déjenme en paz!", grita finalmente, su voz llena de angustia contenida.

Pero sus suplicas caen en oídos sordos, y los matones continúan su ataque con renovado vigor. Se burlan de su apariencia, de su voz, de todo lo que los hace diferentes a él.

La rabia hierve dentro de Shigeru, una mezcla explosiva de frustración y desesperación. Quiere gritar, quiere golpear algo, pero sabe que no puede. Se siente atrapado en una pesadilla de la que no puede despertar.

Finalmente, cuando la presión se vuelve demasiado, Shigeru estalla. "¡Basta ya!", grita, con las lágrimas rodando por sus mejillas. "¡Déjenme en paz!"

Pero los matones solo se ríen, disfrutando del sufrimiento que han causado. "¿Qué vas a hacer al respecto, Miyamoto? ¿Llorar y correr a casa con mamá?", se burla uno de ellos.

La rabia hierve dentro de Shigeru, pero antes de que pueda responder, el timbre suena, anunciando el comienzo de las clases. Con un último vistazo a sus atacantes, Shigeru se aleja, su corazón pesado con la carga del dolor y la humillación.

Mientras el día avanza, Shigeru lucha por concentrarse en sus estudios, su mente atormentada por los eventos de la mañana. Se siente como si estuviera en una neblina, incapaz de encontrar una salida de la oscuridad que lo rodea.

Cuando finalmente llega la hora de irse a casa, Shigeru se siente más solo y desamparado que nunca. Se pregunta si alguna vez encontrará un respiro del tormento constante al que parece estar sometido, o si está condenado a pasar el resto de sus días en la oscuridad. Pero a pesar de todo, una chispa de esperanza arde en su interior, recordándole que incluso en los momentos más oscuros, nunca está solo.

異なるが同じ (Diferentes pero iguales)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora