• 13 •

120 11 0
                                    

Una vez que Freen dejó el hospital, nunca miró hacia atrás.

Ese día caminó a casa con una manta enrollada en los brazos, una bufanda color roja alrededor del cuello y nada más del hospital. Los sostenía contra su cuerpo en un clima de veinte grados, y aunque muchas personas le lanzaban miradas extrañas y lq observaban de reojo, nada de esto lo afectaba en lo más mínimo. El frío ya no era un factor para Freen. No podía sentirlo. Su mente no se lo permitiría.

Llegó a casa sin siquiera saludar a sus padres, que estaban sentados en la sala de estar. Le hicieron preguntas. Respondió descaradamente. Preguntaron por la manta y la bufanda, pero nunca preguntaron por Becky.

Freen se alegró. Después de todo, fue una buena idea no haberles hablado nunca de ella.

Subió las escaleras hasta su habitación, hizo una bola con su, no, la manta de Becky y la dejó caer sobre su cama junto con la bufanda. Metió la mano en su bolsillo para sacar su teléfono y presionó llamar a uno de sus contactos. Se lo acercó a la oreja y esperó a que contestara la otra línea. Una vez que lo hizo, Freen fue recibida con un –¿Hola? –

Freen vaciló. Tragó saliva y miró por la ventana.

–Hola. ¿Jisoo? Soy Freen. ¿Estás ocupada? –

La voz de Jisoo era reservada y reticente.

–No, no lo estoy. –

–Si no es mucha molestia ¿Puedo ir a tu casa? –

Jisoo estaba en silencio al otro lado de la línea. Ella ya lo sabía. Inhaló audiblemente y Freen pudo escuchar un sonido de rasguño. Después de un momento, finalmente habló. Su voz era solemne.

–Por supuesto. –

 ~ ✨✨✨✨ ~

Freen se sentó en el borde de la cama de Jisoo y miró por la ventana sin concentrarse. Jisoo le habló y Freen escuchó y respondió a menudo. Pero la mayor parte del tiempo, solo se sentaba allí y seguía sin mirar nada.

Jisoo habría estado preocupada si no hubiera descubierto lo que había sucedido ese mismo día. Era muy parecida a Freen, sentada en el mismo lado de la cama, a una buena distancia de su visitante. Esos ojos café oscuro suyos a menudo se lanzaban al suelo, luego al techo, alrededor de la habitación y de regreso al suelo, pero nunca miraba a Freen.

Temía que si lo hacía, no sería capaz de mantener a raya sus emociones.

–¿Cómo se veía? – Jisoo preguntó en voz baja.

A Freen le tomó un tiempo responder.

–¿Cuando despierte? –

–Sí... – Jisoo miró hacia abajo.

Freen dejó escapar un gruñido a medias y continuó mirando hacia adelante.

–Pálida, enferma, muerta. –

–¿Cómo supiste que ya no estaba, aquí? –

–Todo su cuerpo estaba relajado. Su cabeza descansaba sobre la mía con el peso de alguien que está inconsciente.–

Esta vez, Jisoo fue quien gruñó, el sonido vino desde lo más profundo de su pecho. Tardó en volver a hablar, pero lo hizo de cualquier manera.

–¿Vas a ir a su funeral? –

–No. –

La respuesta llegó mucho más rápido de lo que Jisoo pensó. Lo sorprendió cuando Freen continuó.

–Me niego a ir. Mi último recuerdo de Becky no será el de ella elegantemente vestida, pálida, rígida y metida en un ataúd, rodeado por una incontable cantidad de personas que no se preocupaban por ella en absoluto hasta el día en que se enteraron de su muerte. Mi último recuerdo de Becky ya está conmigo, y morirá junto conmigo. –

El tono de Freen era monótono, pero Jisoo no dejó de detectar el veneno que cubría cada palabra antes de su última frase. Entendió de dónde venía Freen y ni siquiera pensó en mantener su tono gélido contra ella. Jisoo estaba igual de amargada. Ella tampoco tenía intención de presentarse a ningún funeral. Estaría furiosa con todos los que estaban allí, y sabía que el mismo dolor ardía dentro de Freen también.

Jisoo se inclinó hacia adelante y juntó sus manos. Se quedó mirando la pared y movió una pierna hacia arriba y hacia abajo mientras sus emociones lentamente comenzaban a reclamarla.

–Sabes... Um... – Miró hacia abajo y se frotó el cuello con brusquedad, dejando profundas marcas rojas. –Becky, ella... A ella realmente le gustabas- uh- se preocupaba por ti... Hablaba de ti todo el tiempo desde que te conoció por primera vez. –

–No, no lo hagas. –

Jisoo se congeló. Con su mano aferrada a su cuello, lentamente miró hacia arriba para descubrir que Freen le devolvía la mirada con ojos vacíos, sin ninguna emoción conocida.

–No, Jisoo. Sólo... No lo hagas. –

Tragó saliva y giró la cabeza para mirar de nuevo por la ventana. Freen entrelazó sus dedos y clavó sus uñas en el dorso de sus manos. Estaba redirigiendo el dolor.

–Lo siento. – Fue la última palabra que Jisoo murmuró antes de mirar hacia adelante también, sin tener nada más que decir.

Compartieron la compañía del otro en silencio durante lo que parecieron cinco minutos, y en ese tiempo, Freen ni una sola vez miró hacia un lado para vislumbrar a Jisoo. No fue hasta que vio la forma de Jisoo doblarse en su periférico que Freen miró en su dirección, y cuando lo hizo, fue recibido por un Jisoo sollozando silenciosamente, con su rostro enterrado en las palmas de sus manos. Aunque se retrasó, Freen se movió por instinto y se sentó cerca de Jisoo. Colocó una mano en su espalda y la frotó suavemente, esperando consolarla y ser la más fuerte de las dos. Pero a medida que pasaba cada segundo, Freen podía sentir su propio dolor acumulándose más y más dentro de ella. Deseaba poder luchar contra ello, pero sabía que no había manera posible de hacerlo.

No pasó mucho tiempo antes de que Freen apoyara su cabeza en el hombro de Jisoo, mientras ella también era víctima del dolor que lentamente la devoraba viva.

In Another Life - Freenbecky (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora